La noche de las batas de boatiné
Hace unos años, en 1989, sufrimos en Huelva un terremoto en medio de la noche, en torno a las cinco de la madrugada. Yo aún estaba en el colegio y compartía habitación con mi hermana que fue la que dio la voz de alarma para salir corriendo. Apenas fue de 4'7, pero trajo ruido como para despertar a toda la ciudad. La verdad es que el movimiento apenas lo recuerdo, pero sí el ruido y el crujir de los cristales. Y después de los terremotos toca salir a la calle, porque da canguelo. Antes de salir mi hermana me colocó un abrigo de Benetton en pana fina azul marino que he usado durante años en la noche de fin de año (¿lo conservará todavía?) y nos fuimos a la calle. Abajo estaban todos los vecinos, con sus chaetones, sus pijamillas debajo, alguna que otra bata... El edificio de enfrente de mi casa estaba recién construído y la señora del segundo bajó con una bata de cuadros escoceses. En lo sucesivo (y de 1989 para acá han pasado años) nos referimos a ella como "la de la bata de cu