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Mostrando entradas de octubre, 2010

Dulce espera...

El otro día, estando enferma, le dije a una compañera que se pasase a ver a los niños de mi clase para decirles que estaba malita y por eso no había podido ir. Ayer, a las dos de la tarde una mamá se me cuela en la clase. - ¿Te encuentras ya mejor de los vómitos? - Emmm, ¡sí,! ¡Muchas gracias! - ¿ Y para cuándo cumples? -¿Cómo? - ¿No estás en estado? La niña me dijo que estabas vomitando y yo he dicho, "pues traerá niño". - Pues no, era una gastroenteritis. - Ah, ¿entonces no traes niño? - Pues no. - Ohm. - Pues eso. Ahí queda, ya sé que el martes deberé ir bien apretadita porque si esta mamá lo piensa los rumores por el pueblo deben ser bastante potentes.

Semana a destiempo

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prometo que tengo el cuerpo al revés. Y que eso de empezar la semana por los miércoles está estupendamente excepto cuando una se ha pasado lunes y gran parte del martes malísima. De la excursión dominguera ni hablamos (unos suben a la sierra el domingo, yo me suelo ir a urgencias). Así que hoy miércoles ducha mañanera, a vestirme en plan capitas de cebolla (para aguantar los 9 o 10 grados de la mañana y los 25 del medio día) y para el cole, esperando que los nenes me den un día medianamente soportable. En estos días en los que he estado concentrada primero en no comer para que no me doliese la tripa y luego en que lo que hubiese comido se mantuviera en su sitio no me he podido hacer la manicura (hoy tengo uñas de velociraptor, pero ninguna llegará sana a las doce de la mañana con las tizas) ni nada especial decuidados, así que el ritual de belleza hoy será más arduo que de costumbre. He de decir que tengo una fe ciega en mi plancha del pelo, sobre todo desde que comienzo a dominar

Novedades

Desde la semana pasada en que caí mala primero del oído y luego de todo lo imaginable (estos niños pequeños que me tosen y me pegan mocos en los jerseys van a acabar conmigo) me ha pasado un poco de todo. Primero, y cosa harto importante, he elegido y encargado mi vestido de novia. Es elegante, divertido, precioso, original, muy muy acorde con mi personalidad y hasta ahí puedo leer. Dentro de diez meses prometo fotos y con ello doy por abierta la veda del anecdotario de las preparaciones de bodas, que dan para casi tantas risas como mis niños de seis años. En el curro uno de mis niños se ha tomado fatal que le regañe cada vez que se levanta y se pone a regañar a sus compañeros, así que por lo bajini me ha dicho "tonta" y "loca". No me lo he tomado a mal, simplemente el niño me ha calado y punto pelota. He recogido de la tienda el papel de pared que hará de pared de cabecero de mi dormitorio y hemos (más bien el Señor X, porque yo he estado de capataz de obra a

Lunes escueto

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Viernes. Pesadez de estómago. Sábado. Ausencia de hambre. Domingo. Mareos. Vómitos. Hospital. Suero. Primperán. Nolotil. Lunes. Cama.

¿Qué pasa cuando uno hace el loco?

Hace un mes caí mala malísima con la garganta y el oído. Y no falté al cole, y no les fallé a mis niños. Hoy, al ir a mi médico luciendo recaída (puesto que nunca logré ponerme bien)  me ha regañado por no ser un poco más egoísta y haberme quedado en casa. Al parecer tengo los oídos empantanados y me estoy arriesgando a perder audición, así que si no respondo al tratamiento que me ha puesto el siguiente paso es que me intervengan para ponerme un drenaje en los oídos. Por tanto, mañana me quedo en casa. Me da pena por mis niños.

Lunes nocturno, despertar taciturno

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Odio levantarme de noche. Despertarme antes de que suene el despertador, ver que queda media hora para que suene y darte cuenta de que compensa más levantarte que volverte a dormir. Lo odio de verdad. Hoy no me levanto yo muy animada, no, porque tengo pendiente en el colegio una conversación importante porque me quiero plantar en un tema. Plantar en algo que me están imponiendo y que no me hace ni pizca de gracia. Vaya, a grandes rasgos, que otras personas han decidido cómo tengo que dar algunas clases y no me parece una forma mejorada de hacerlo en absoluto. Y como tengo mis razones, pues creo que hasta aquí he llegado y voy a moverme como sea para evitarlo. El sábado estuve buscando trajes de novia. Y me quitan las ganas, la verdad. Me quitan las ganas las dependientas sabelotodo que quieren por huevos (no hay otra expresión más fina que lo exprese) que me pruebe un tipo de traje de novia que sé que no me favorece y que además no me gusta nada. Señoras de trajes de novia, entér

Consejos nutricionales

Los viernes, haya sido semana de puente o no, mis niños están revoltosísimos, y sobre las once de la mañana hoy estaba ya que me subía por las paredes porque empezaba a dar por perdido el día en cuanto a lo que dar una clase seria se refiere. En un momento dado, harta de tener el nombre de uno de ellos en la boca, me mosqueo y le digo: - ¡R! ¡Siéntate! ¡Y te prometo que como te vuelva a ver de pie y tonteando cojo y te como con papas!  Y el sinvergüencilla, con el dedillo apuntándome y todavía de pie, me contesta - Pues que no sean fritas que si no engordas mucho. Automáticamente pongo cara de supermosqueo, pero mis años de entrenamiento no han sido suficientes y se me escapa la risa. Y sí, nos reímos todos al final.

Palabras grandes, para niños pequeños

Uno de mis niños tiene un vocabulario de lo más rico y extenso. El otro día uno de sus compañeros vino con una camisa rosa y este, antes de que nos diera tiempo a levantar las persianas, ya le había soltado un "maricón". Así, con todas las letras. - Ven p'acá.- Le dije con mi ya característico gesto de mosqueo llamándolo con la mano. Me he dado cuenta de que la frase y el gesto son ya "marca de la casa". Mi experto en vocabulario viene con la cabeza gacha. - ¿Tú por qué te metes con A? - Porque trae la camisa rosa. - Pues mal hecho, lo primero porque A viene guapísimo y segundo porque, y ojito con que te quede bien claro, que ser maricón no es malo. El muchachito me mira. - ¿Entendido? Es malo ser un ladrón, alguien que rompe las cosas de la calle... Pero ser maricón no es malo. Ale asentarte y que no te oiga más. Y cierto que no le oí nada representativo hasta ayer, cuando N, la niña que lo sufre a su vera, me viene a la mesa y me chiva: - D di

Tuve una infancia asquerosa

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El viernes pasado, como cada día, recogí a mis niños en el patio y los llevé, tomando al primero de la manita, hasta la clase. En medio del pasillo mi muñequito de seis años, ese que canta mientras hace las letras y he tenido que setar solito porque no se calla un solo segundo, me pregunta interesadísimo. - Maestra, cuando tú eras pequeña... ¿También te gustaba ver Phineas and Ferb? - Cuando yo era pequeña no había Phineas and Ferb. Creo que me puso la misma cara que si le hubiera dicho que de chica me gustaba despellejar gatitos y lamerle las entrañas. - ¿Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo? - Nop. - ¿Y entonces qué veías?- Me pregunta, todavía incrédulo. - Barrio Sésamo. - Ah. Pues qué pena cuando eras chica, ¿no? - Emmmm.... Sí.

Morriña

Entre Canarias y Jaén pasé dos años fuera de Huelva. Dos años muy buenos, con sus buenos momentos (y otros chunguísimos). Dos años en los que la morriña por mi tierra hasta dolía. En uno de esos momentos, di con una página web en la que tenía de fondo unas sevillanas dedicadas a mi tierra. Hoy me he acordado de ese momento y se lo brindo a cualquier onubense que esté un poquito lejos.

Lunes de puente, lo mismo pasa algo bueno de repente

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Hoy, lunes 11 de octubre, estoy de puente y no tengo que ir a trabajar. Yupiiii. Sin embargo, y pese a que para esta mañana tengo un plan que incluye a Mediabaldosa y al H&M, este lunes no es de los que más hubiese odiado trabajar porque el puente me ha cundido bastante. He dormido, salido (aunque me hubiera gustado salir todavía más), me ha llovido y eso me encanta y he puesto algo de orden en la casa. También he puesto fecha de boda, pero eso es otro asunto. Hoy hablamos de lunes y estoy pensando en que deberíamos tener unos cuantos lunes al año que pudiéramos pedir de permiso por si el fin de semana no nos ha cundido, por si nos hacía falta una escapadita o si nos hemos puesto enfermos justo el domingo. Que el domingo por la noche pudieras decir eso de "Ea, mañana hago fiesta porque me hace falta". Y es que los fines de semana de dos días, o los descansos de dos días, deberían estar recogidos en la constitución. La gente que tiene un trabajo en el que solamente s

Los niños y las niñas somos diferentes

Estos días, con mis chiquitines, estoy dando el cuerpo humano. Mis niños, hace unos días, no distinguían pestañas o cejas, o al menos ni idea de cómo se llamaban esas cosas que tenemos en la cara. Hoy ya saben que tenemos rodillas, hombros, codos y para qué sirven (fundamentalmente para no andar como un robot). Ayer puse un cartel en la pared, con dos muñecos en pelotillas y las risillas fueron inevitables. - Sí, como ya sabíamos y podemos ver los niños y las niñas somos diferentes por donde se hace pipí. Los niños tienen churrita y las niñas tienen vulva, somos diferentes y esto es así para... esto... porque... - Veo veintiséis pares de ojos que me miran mientras noto cómo se me seca la boca- Porque es más divertido así. Todos asienten y se dan por satisfechos con la explicación. No les he mentido, solamente no les he contado por qué es más divertido así. Tiempo habrá.

Un día cualquiera

Suelo llegar al colegio en torno a las nueve menos veinte de la mañana. Ficho y me meto en clase. Ordeno, pego carteles por las paredes, organizo los materiales para ese día o hago fotocopias. A las nueve salgo al patio a buscar a mis niños en la fila. Las madres me paran para contarme si uno ha estado malo, si han terminado la ficha que mandé a casa... Ya me dan la primera tarea del día, una niña que llora todos los días y que tengo que meter a veces a rastras, a veces en brazos, hasta la clase. He explicado a la mami hiperprotectora que:  a) No debería llevar a la niña en brazos hasta la fila.  b) Con seis años es hora de quitarle el chupete que le quita corriendo cuando me ve aparecer y c) la niña suele dejar de llorar tal como entramos en clase. Pero ella nada. Entramos en clase con gran barullo. Veintiséis niños hablan los unos con los otros y se produce invariablemente el primer, o los primeros roces del día. Que si fulanito me ha empujado, menganito me ha dado aquí...

Primer lunes de octubre, ¡A ver si esta semana me cunde!

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Después de un fin de semana espléndido donde he dormido hasta hartarme, he salido, he comido (como que no me vuelvo a pesar en una temporadita), he seguido recuperándome de mi eterno resfriado y he hecho unas compritas bonitas y prácticas llega de nuevo el lunes. No falla, el lunes siempre llega. Odio especialmente los lunes porque trabajo por la mañana y por la tarde. Es más, este año ME OBLIGAN a citar a padres y madres todos los lunes, así que la última horita de mi jornada laboral, cuando más quemada estoy, cuando menos ganas tengo de hablar con nadie debo atender a unos padres y madres que desean y merecen que me pare con ellos lo sufuciente como para saber de la evolución de sus hijos. La conclusión es que termino tan quemada el lunes que ya el martes estoy para el arrastre y termino la semana agotada. De todas formas, con la intención de que la semana me cunda ya me he puesto manos a la obra y me he comprado un tratamiento para estimular las defensas naturales del cuerpo. Ad