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Mostrando entradas de marzo, 2015

Marica

No recuerdo el momento en el que supe que me gustaban los chicos. Qué gran revelación. Desde entonces lo he tenido clarísimo. Me gustan los hombres aunque oye, no todos. Con el tiempo supe que eso se llamaba ser heterosexual y que, en mi sociedad, eso era lo mismo que nacer con una flor en el culo. Correcto, deseable, esperable. Una bicoca. Y, a veces, además de gustarme los chicos también hablo por los codos. Con esa verborrea que luego me hace pensar eso de "oye, me he pasado, soy una plasta". Pero mira, qué cosas. Que no se elige cómo se nace. Este año, mi clase de angelitos traviesos tiene un par de elementos de esos que metía en el maletero del coche para llevármelos a casa. Uno de ellos, mi pequeño P, habla por los codos. Y sí, tengo a compañeros que eso les molesta, pero yo voy a P, le digo que es un bicho, que deje descanso a la lengua, que le voy a pegar un bocao que lo dejo sin nariz y a ver cómo le explicamos eso a la madre, y que porfi, que intente estar ca

Yo

Yo... Lloro con el final de Pocahontas. Mucho. Desconsoladamente. Tengo una memoria terriblemente buena para el dolor; no es que no perdone, es que lo que me hiciste sigue ahí. Me enamoré hace diecisiete años, y ahí sigo. Necesito estar sola, con demasiada frecuencia. Disfruto de estar sola. Amo a mis sobrinos. No todos carnales, todos under my skin. Siento que en la vida hago las cosas a destiempo. Suelo tener pesadillas. Casi todos los días. La última fue de fantasmas. Disfruto con una tormenta. Disfruto con la lluvia. Intentó respetar, cada día más, cada día mejor. Y llevo fatal que no me respeten. Me planteo qué hubiera sido de mi vida si hubiese seguido mi verdadera vocación. Difícilmente te voy a contar lo que me preocupa. Soy querida. Odió el flamenqueo, la Semana Santa, las romerías, ir al Rocío a hacer el parípé. Soy una Andaluza de libro. Florezco en primavera. Canto en la ducha. Odio los días de invierno soleados. Soy tenaz. Mucho. Demasiado. Me como la no