Y metió la pata
Una de mis alumnas es una de esas niñas que todo el mundo querría adoptar. Yo la quiero adoptar. Y si su madre no me deja raptaré a la niña y me la llevaré a casa. Y es que la niña además de ser linda, regordeta, lista y tener los ojillos más dulces de todo el cole resulta que está muy bien educada. Ojalá mis vástagos, si es que algún día tengo descendencia, estén tan bien educados como mi pequeña J. Mi pequeña J es tolerante, cariñosa, sensible con el débil, fuerte de carácter, reflexiona antes de hablar... Yo quiero ser como ella. Así que cuando su mami vino a recogerme las notas y empezamos a hablar de la niña salió pronto el tema de las lorcitas de X. Lorcitas que preocupan a X, y un poco menos a su mamá. - Yo a tu hija la veo preciosa, pero a ella le está preocupando que no se puede poner cualquier ropita... Y que a veces se meten un poco con ella... - Sí, yo hablo con ella y le digo que cada uno tiene un cuerpo diferente, que lo fundamental es estar sano, contento, ser