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Mostrando entradas de febrero, 2011

Lunes festivo, no para todos mis amigos

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Para la mayor parte de los españoles hoy, lunes, es lunes. Obvio. Para los andaluces es festivo y para mi hoy, lunes, es sábado, porque mañana no tengo clase y estoy en pleno ecuador de un pedazo de puente estupendísimo. Como El Señor X se ha levantado pachuchillo he cambiado radicalmente los planes del día, que eran salir, salir, salir y probablemente salir, con poner al día la montañera de plancha que tengo acumulada, subirme al Wii Fit y seguir echándome cremas en la cara como si me fuera la vida en ello, porque en estos meses que he estado pachucha la calidad de la piel me ha bajado mucho. Y mañana, aprovechando que está todo abierto, haré desde por la mañana esas gestiones que, por mi horario de trabajo siempre por la mañana, tengo que dejar para este tipo de días especiales. Y por la tarde... a ver si puedo ver a mis perras, que me han chivado que ha habido algún que otro terremoto sentimental y los tenemos que diseccionar delante de una birra. Para esta semana parece que

Conclusiones de una semana realmente corta

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Teniendo en cuenta que me incorporé a mi vida normal el miércoles, la semana se me ha hecho muy corta; aunque me ha venido bien para ir cogiendo ritmillo, readaptarme a mis pequeños cafrecillos y que ellos se readapten a la vida dura (me han chivado que mi sustituta era un poco blandita). Hoy, en un ratito de tranquilidad que he tenido, he extraído las conclusiones de lo que me ha deparado esta semana. - Más vale BVLGARI en mano, que ciento volando. (Lectores, mi anillo de compromiso, anillo de compromiso, lectores; ya os conocéis todos) - Los que dictan las leyes no usan coches que tienen la 6ª marcha. Mi coche gasta menos a 130 y en 6ª que en 5ª y a 110. - Las personas que necesitan tenerlo todo controlado no deberían dirigir colegios. Ni organizar eventos con muchos alumnos por todos lados si van a perder los papeles con facilidad. Nota mental: Llevar palomitas para observar al dire perder los papeles cuando se estresa. - Cuando tu pareja te dice ante tu confesión matina

SuperLileth

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Después de dos meses parece que ha desaparecido la fiebre, ha dejado de dolerme la garganta y la tos, los estornudos y demás cosas desagradables se han reducido a niveles soportables, así que yo me he empezado a comportar de una forma muy extraña. Tengo ganas de trabajar, de meterle caña a mis niños con las sumas, las restas... Tengo ganas de ordenar cajones y armarios, de sacar la mopa y limpiar, de planchar de poner lavadoras, de salir con las amigas a rajar y de tener fines de semana a tope con mi muchacho. ¡Tengo ganas de hacer deporte y de poner en práctica unas rutinas de pilates! ¡Soy SuperLileth! (Ojalá me dure)

Menudo dilema

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Desde siempre, me encanta que llueva. Lo adoro. De verdad. Pero hoy el alergólogo me ha dicho que los ácaros que proliferan en los ambientes húmedosson mi peor enemigo. ¿Y ahora qué? (Tratamiento y vacunas y tal, sí, pero es un engorro... Aunque por otro lado mantengo la esperanza de no enfermar tanto de aqui en adelante)

Lunes soleado, que venga apañado

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Actitud. Vale que a ZP le dio muy mal resultado, pero en lo cotidiano mantener una actitud positiva, centrada en lo que verdaderamente podemos hacer por nosotros mismos nos ahorra muchos disgustos. Cuando estuve trabajando en Canarias coincidí con dos peninsulares, andaluzas ambas. La una dedicó su estancia a llorar y lamentarse por estar lejos de casa. La otra dedicó su estancia a hacer turismo y a disfrutar por estar lejos de casa. Eso mismo. Cuando tenemos que soportar una situación lo único que podemos hacer es elegir el enfoque que queremos utilizar. En esta semana que empieza, en la que después de meses parece que comienzo a recuperar la salud voy a aprovechar la coyuntura para dejar de lamentarme por mi mala suerte, ponerme las pilas y recuperar todo eso que llevo meses echando de menos (vida social, allá voy). Además, sé que una amiga está en un momento delicado de ánimos ahora mismo y con mis suaves palabras y mis grandes verdades tendré que ponerle las pilas. Agárrate

¿Y si fuera ella...?

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Mi médico de cabecera apunta a que no tengo un resfriado eterno, sino una alergia de la leche. Mi alergólogo me tiene a dieta de antihistamínicos hasta que el lunes me haga las pruebas. Y mientras, yo, sigo con todos los síntomas posibles de un resfriado malísimo. ¿Y si fuera ella, la alergia? (Por favor, decidme que a vosotros también os ha pasado, que os mandaron antihistamínicos y que os pusísteis sanos como manzanas)

Haciendo memoria

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Dejemos a un lado juicios de valor basados en el nivel cultural, relaciones personales y cosas así. Por todos conocida la chica, ¿verdad? Hagamos memoria... Con un poquito de esfuerzo... Un poquito más de esfuezo, hace unos años... Era guapetona, ¿verdad? Me da sincera curiosidad saber cómo puede llegar a tener este desgaste físico una persona. Y yo, por si acaso, sigo con mis cremas ¬¬

Lunes amoroso, toso y hablo como un oso

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Pese a que me he pasado, como dice la gente, el fin de semana cuidándome hoy lunes me levanto aun peor que ayer. Por tanto, impepinablemente, hoy me voy al médico. Y eso que la semana la tengo movida y cargada de trabajo, pero es lo que hay, y si estoy mala estoy mala, que una tiende mucho a ir a trabajar esté como esté... Y me voy a buscar lo que no tengo. Les toca por tanto hoy a mis compañeros y compañeras (precisamente a esos que no suelen dar mucho el callo) ocuparse de mis 26 niños y niñas. Y nota a las madres: tanto va el cántaro a la fuente... Por tanto, de propósito de la semana tengo uno que debería haber propuesto antes: llegar al viernes sana. Medicamentos adecuados si son precisos, descanso y buena alimentación. Y como vemos en la foto sacada del blog Gran Angular, con un poquito de ayuda del taller de chapa y pintura terminamos teniendo un aspecto todavía más sano. Por tanto pasad buen lunes, y cuidaos, y cuando digamos que la salud es lo primero pensemos si r

Parecía que sí, pero no

Una cosa es que llegase al viernes, pero al sábado... llegar al sábado ya ha sido otro cantar. Dos semanas recibiendo a los niños enfermos, tragando virus y bacterias en forma de estornudos, toses, mocos que he tenido que quitar yo misma... Pues eso, sábado y domingo enferma. Toda la semana igual, y el viernes me do por interrogar a los enfermos y claro, chutados a Dalsy que me los traen las madres. Ayer tuve medio fuerzas de ir a por el pan. Y hoy lo más provechoso que he podido hacer es limpiar las brochas de maquillaje con el limpiador de MUFE, así que...Y esta es mi tónica las tardes y los fines de semana, pero se me está poniendo cara de tonta de no mirar un poquito más para mí misma. Así que mañana, lo siento en el alma, la maestra que os habla se va al médico. Y no es porque haya recaído, que también, es que no he llegado a ponerme buena desde el último resfriado (con el ambientazo que tengo en el cole cualquiera) y creo que ha llegado el momento de echarme un porquito de cu

Shhhhh, ¡no se lo digáis a nadie!

No lo creía posible, pero he llegado al viernes. más muerta que viva, he de reconocer. Y ronca. Hace varios meses que mi voz no suena normal. Y no es el whisky, son los niños, forzar la voz para dar clase por encima de los ruidos normales de un aula, de la obra de delante del aula y del jaleo que viene de la clase de enfrente cada vez que su responsable se va y tarda veinte minutos en volver. En fin, que auqui estoy y con un planazo para la tarde. Y para la vida oye, que me doy cada día más cuenta que el personal va a su santa conveniencia, pisando y pasando por encima de lo que moleste a los demás. Y para empezar, chica de prácticas y yo nos hemos escondido en un rincón del cole a trabajar en lo nuestro sin que nadie nos venga a molestar. Así que ahí sigo, escondida, trabajando. Tranquilas.

Implosionando (Crónica de un día HORRIBLE de trabajo)

Mi despertador sonó a las siete y veinticinco porque quería ducharme y ponerme hoy mona para ir al cole. Le pedí cinco minutitos más al despertador y me los dio, pero juro que han sido los cinco minutos más cortos de mi vida. Me tiré de la cama y me metí en la ducha. Mientras me caía encima el agua caliente me prometí a mí misma que lo que yo creía que iba a ser el día más duro del curso no iba a ser para tanto. Y no lo ha sido, no. Ha sido lo siguiente. Comienzo con los niños leyéndoles la cartilla porque llevan unos días totalmente vagos. E inquietos. Y enfermos todos. Que me dio por preguntar el lunes que quién estaba malito y me levantaron las manos todos menos dos. TODOS MENOS DOS. Cuando llego a la fila me aborda una madre con muy malos modos diciéndome que si la ficha de ayer la mandé yo, la de francés o quién. Manda huevos, que apenas han dado las nueve de la mañana. Pues yo la mandé, a ver qué pasa. Pues la señora, que quiere que ponga las instrucciones por detrás

Lunes odiado, lunes, al fin y al cabo

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El horror de los lunes en mi caso se ve agravado por el hecho de que termino a las tantas en el trabajo. Que sí, que hay quien lo tiene peor que yo y a diario, pero cada uno se queja de lo que le toca, y esto es lo mío. Como ya he dicho varias veces, el lunes me deja agotada para gran parte de la semana. Y eso que esta semana no me la espero especial, ni más dura que la mayoría, ni menos, pero digamos que no la afronto con demasiada fuerza ni optimismo. La expectativa de lidiar con madres que me dejan a sus hijos enfermos en el colegio y de coger en brazos a niños afiebrados mientras doy clase (¿os pensábais que los dejo a su suerte en la sillita? no, yo soy de las que miman al enfermo) me agota antes de empezar. Si bien la chica de prácticas que tengo en clase empieza a hacer algunas cosillas, es muy novata, miedosilla y tiene que echarse un poco p'alante con los nenes, que eso le impone mucho. Así que aquí ando, encajando el lunes (y lo que trae consigo) lo mejor que puedo.

Conclusiones de la semana, que menuda semana

Creo que la semana que hoy domingo termina ha sido de lo peor de lo peor. Si bien andaba sacándome un resfriado de encima el finde pasado, la excelente idea de apagar la calefacción en el colegio el lunes a medio día nos dejó a todos los profes hasta la hora de salir (las siete y media teóricas, una media horita más en realidad) pasmaos del frío. Y digo yo, señora limpiadora, si usted y yo sabemos que apenas le pasa la fregona a mi clase, ¿por qué no nos dejamos de hacer el paripé de abrir las ventanas si no hay suelo alguno que poner a secar?. Como resultado, he arrastrado ronquera y malestar de garganta toda la semana. Como consecuencia de lo mismo he tenido que invertir este fin de semana en reservarme, cuidarme y recuperarme para la nueva semana, y no salir y divertirse a tope como hace otra gente. Un desastre. Mis niños (algunos) se han portado francamente mal, por lo que he tenido que pegar alguna que otra voz, lo cual odio. Además de esta serie de catastróficas desdichas

Otra de madres

Esta mañana me dice una mamá en la fila: - Mi retoña está pachuchilla, si tu ves que se pone peor me llamas que yo vengo corriendo a buscarla, ¿eh? - Bueno. Adivinad a quién he llamado a las diez y media y me había apagado el móvil. Seguía apagado a las once. Y a las doce. Y a la una. Mañana esta me escucha.Vaya si me escucha.

Gente con morro

Esta mañana, a eso de las nueve y diez, ya organizando el trabajo del aula, me avisan de que una mamá requiere de mi presencia. Me acerco y me la veo con la niña, la chiquitina con muy mala cara, abrigadita con esos cero grados que estaban cayendo en la calle. - Mira, que la niña ha estado esta noche con fiebre; te la dejo Y SI ESO, ya después me la llevo al médico. Parpadeo. A esta ya me la conozco porque fue la que me dejó a la niña en clase tres días con tortícolis, su cabecita torcida, sin poder hacer nada porque estaba con mucho dolor. Y su madre en casa (porque esta señora no trabaja) más feliz que todas las cosas. - Que está mala. - Sí. - Y que me la vas a dejar aquí. - Sí. - Pues NO.- Le suelto. - Pues la niña tiene muchas ganas de venir- La niña está con la cabeza gacha y muy malita cara. - Me dices que la niña ha tenido fiebre esta noche... - Sí, treinta y nueve y medio... A las dos la tuve que levantar y meter en la bañera para bajarle la fiebre. - Pues a mí