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Mostrando entradas de octubre, 2012

Aprendemos vocabulario

Como suele suceder, al menos nos pasa a los maestros, a menudo si tenemos una tutoría de alumnos buenos vamos a completar horario lectivo con los más petardos del lugar. Pues mi hora petarda cae los miércoles. Hoy, sí. A menudo pongo tarea y voy ayudando puntualmente a quien lo necesita. Y mientras, como petardillos que son, van charlando de sus cosas mientras hacen como que trabajan. Y a la maestra le encanta poner la oreja. - Illo, ¿tú sabes lo que es la zoofilia? - Ni idea. - Pues es hacer el sexo con animales. - ¡Ajú qué assssco! Se hace el silencio. - Pues estoy pensando que yo hago la zoofilia esa. - ¡No me digas! - Sí, porque a veces me viene mi perra, se me pone en la pierna y me hace "asín". (Movimiento) - Illo, qué asco la zoofilia.

En tres palabras

- C, porfi, déjame la goma. - C, anda, déjame el "saca". - C, te cojo el boli. - C, déjame la goma. - C, ¿tienes cera de color carne? - C, déjame los colores "arfavó". - C, ¿Y tu boli es de los que se borran? - C, déjame el rojo... Y se hartó C, una de mis pequeñas bellezas. - Ajú, hijo, ¡"qué pesao ere"! Yo te voy a decir "namá" que tres palabras, ¿eh?: CA- RRE- FÚ. Nota mental de la maestra: hacer repaso de la división de las palabras en sílabas.

Mintiendo

Por motivos familiares tuve que dejar solos a mis nenes cuatro días. Bueno, solos solos no, con el maestro de apoyo. Antes de irme, como es la costumbre, leí la cartilla a los niños. - A ver, señores, le he dejado al maestro en estas hojas las instrucciones para que no tenga problemas en saber qué hacer cada una de las horas, y no me dejéis en mal lugar que le he dicho al maestro que sois muy buenos y muy trabajadores. - Seño- me dice una de mis bellezas infantiles- entonces le has mentido. - Pues un poquito sí que le he mentido, porque muy muy trabajadores no sois. Es verdad que desde la hoja de castigo estáis mucho mejor, pero todavía decir que sois trabajadores es mucho decir. Eso sí, ojo, que buenos sí que sois, que sois muy buenos chicos, amables y da gusto estar con vosotros, así es solamente una media mentira la que le he dicho al maestro. Y en tan buen lugar me han dejado que cuando he vuelto a clase me han contado maravillas de mis chicos.y aquí, la que os habla, se

Venganza

El jueves llegué al cole de buena mañana, hice las fotocopias de la hoja de castigo y me relamí hasta que llegó el momento de ir hacia la fila a buscar a los chavales. Con mi mejor sonrisa, veo que me abordan en tropa. - Seño, que se me ha olvidado hacer la tarea. - Seño, que no he podido hacer "na". Las pocas dudas que me quedaban al respecto de la pertinencia de la hoja de castigo caen con cada excusa que oigo. Pongo un maternal sonrisa, señalo los folios enrollados y digo: - No os preocupéis por no traer la tarea, aquí traigo toooooodo lo que necesitamos. Los niños ponen cara de "pues eso, que no pasa nada", y suben dóciles a la clase. En teoría deberíamos comenzar el día con Educación para la ciudadanía, clase que tenemos una vez a la semana. Esto es, los deberes llevan mandados una semana y yo misma me he encargado de ir recordando que había tarea para esta asignatura. Al entrar en clase pido la tarea y trece niños de veintiún alumnos no traen l

Os voy a crujir vivos a todos

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Aquí, la que os escribe, estudió bajo la Ley General de Educación de 1970. Como creo que ya he comentado otras veces, una de las particularidades de esta ley es que los maestros tenían un mínimo de contenidos que dar antes de final de curso, con su consiguiente agobio. Con la ley actual, maestros y alumnos tenemos el colchoncito de poder justificar, a final de curso, eso de "me ha faltado tal y tal de lo programado por falta de tiempo", por eso de que te paras para volver a explicar lo que no han entendido y tal. En mi clase de veintiún sosainas se aplica la ley a rajatabla. Mis niños, que además de sosainas son unos vagos redomados, se han dado cuenta a lo largo de los años en que para qué tantas prisas. Y claro, alargan y alargan lo de hacer los ejercicios en clase hasta que me entran ganas de tirarme de los pelos y ponerlos en fila para darles una colleja. Por ejemplo hoy, hemos estado dos horas de reloj para hacer tres ejercicios de multiplicaciones. Ciento veinte m

Un detallazo

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Ayer por la tarde tuvimos en el cole la reunión de principios de curso. La asistencia de padres y madres penosa, apenas un 50% del total. La maestra hiper resfriada, medio afónica, con fiebre... Y un montón de moscas dando por culo. Tal cual. Entre sonarme los mocos y espantar moscas no dejé las manos quietas, así que el espectáculo debió ser lamentable. Pero hoy, una mami se ha marcado un detallazo y me ha regalado esto... Como para no quererla.

La omnisciencia de la maestra

Mis alumnos son unos sosainas. Es un hecho. Después de un mes me he rendido a la evidencia de que estos veintipocos chavalines son menos espontáneos que un cura de la vieja escuela. Y me aburro en clase. Pero esa es otra historia. Yo no sé qué han hecho mis alumnos estos cuatro tristes años en la Educación Primaria sin mi, pero yo o monto un jueguito o me parece que no ha trabajado. Presentar los contenidos de forma lúdica, se llama en pedagogía. Formas de choteo durante la jornada laboral, lo llamo yo. El caso es que hicimos una actividad que consistía en contar una película (resumir un argumento de un film, venía programado) y yo propuse que la contásemos omitiendo el nombre de los protas para ver si los demás adivinaban. Tras unos quince minutos de soporíferos resúmenes, de niños perdidísimos sin adivinar nada y una maestra pensando en arrojarse por la ventana P, una niña lista y guapa, propone: - Maestra, que por qué no participas tú también. - Vale. Sale el niño sexy. - E