En el primer colegio donde estuve trabajando se llevaba mucho eso de hacer una recetita de paté, o de cualquier cosita que pudieses llevar al cole y se acompañase de unos picatostes y llevarla al cole para ponerte las botas a la hora del recreo. De premio teníamos,a veces, un vino casero que hacía uno de nuestros compañeros con las uvas que daban las vides de su terrenito, situado en la falda de un volcán. Reconocedme que el plan, para el recreo, es la caña de la montaña. Lo era. Y un día alguien trajo un paté de palitos de surimi que estaba delicioso y ahí que empezamos, que si paté, que si vino, que si vino, que si paté. Y cuando tocó el timbre para volver a las clases y me puse de pie me di cuenta de que a partir del segundo culín de vino, me había sobrado todo lo demás. - ¡Uish qué malamente, oye!- dije, mientras me agarraba a la mesa. - ¿Estás muy mal? ¿Te quieres ir a casa?- Me dijo la directora, entre risas. - No, no, tengo música con un segundo y luego hora de tr