Hace tiempo, en una de las pocas escapadas que hago con Wira y sus amigas, terminé enamorándome del castaño chocolate de Wira (que lleva un tiempo con el mismolook y eso es rarísimo en ella). Así que esta semana, en plena crisis de mí misma, de exámenes, cursos y resfriados eternos, decidí que había llegado el momento de que una profesional se hiciera cargo del castaño extraño degradado que llevaba en la cabeza. Así que ayer por la tarde, al salir del examen, me fui a la peluquería de Wira a ponerme ese color chocolate en la cabeza y a arreglarme el corte, que falta me hacía. La peluquería es un tanto surrealista, porque hay una sola conversación y todo el mundo participa; y si te intentas quedar al margen te preguntan. He quedado contentísima, porque cuando me da el sol parezco una tableta de Nestlé y eso está genial, es la idea que yo llevaba. El corte estupendo dije un arreglo de puntas y eso ha sido (ni despeluchada ni pelona), así que creo que por ahora iré a esta pelu a dar