Entradas

Mostrando entradas de enero, 2012

Final de mes

La falta de dinero en las familias de mis alumnos y mis alumnas es muy preocupante. Mucho. Me preocupa que hoy, día 26 de enero, el fin de mes esté tan cerca que haya habido siete mamás olvidadizas que no hayan metido algo en la mochila para que sus hijos comiesen en el recreo. Pero más me preocupa que, de veintisiete alumnos, más de veinte manos se alzasen cuando pregunté que quién estaba malito. De esas más de veinte manos, solamente dos quedaron alzadas cuando pregunté quién había ido al médico o había recibido un jarabito o similar por parte de mami o papi. Porque a ir al médico de gratis, por ahora, podemos. Pero en la farmacia te cobran. Y lo que más me preocupa de todo es que desde la Asociación de Padres y Madres se haga una nueva campaña de recogida de alimentospara ceder al necesitado... Cuando se da el caso que el necesitado se sienta en el pupitre de al lado del que ocupan sus hijos.

De cómo se me desinflan los buenos propósitos.

Esto de proponerte cosas, cosas buenas, se entiende, es un arma de doble filo. Un filo impregnado de voluntad firme y el otro, frecuente, más blando que una nube de azúcar al microondas. Y eso es así. Le comentaba hace un rato a Ro, de ¡Ostras, Pedrín!, que la intención de ponerme unos buenos tacones por las mañanas se me va directamente a la porra cuando me acuerdo de todo lo que debo hacer en mi jornada laboral: - Pasar varias veces en la mañana por las veintisiete mesas corrigiendo fichas, libros y cuadernos ¡porque si no estoy pendiente de lo que hacen no les puedo enmendar lo que hacen mal o les cuesta aprender! - Patearme el recreo, incluso esas zonas con un barro tremendo, porque fulanito le ha pegado a menganito o alguno de ellos se ha caído. - Acordarme de que mi alumno juguetón hace un rato que fue al baño y tener que ir corriendo a buscarle. - Irme de una clase a otra, a veces subiendo y bajando escaleras, porque me toca dar la siguiente hora en otro sitio. - Pa

Resumen de la semana

Menuda semanita más densa, en lo laboral, la que hoy acaba. Menos mal que he aprendido mucho, muchísimo, gracias a la gente que me rodea. Y comprender todo eso que he aprendido pongamos en modo ON nuestra ironía, que luego pasa lo que pasa. He aprendido que ser o no racista es solamente un matiz. Que cuando insultas a un extranjero y este se ofende puede ser porque él mismo quiere ofenderse, porque a ver quién le mandaba a venir a nuestro país a quitarnos trabajo. Gracias, padre de alumna, por esta gran lección de vida. He aprendido que cuando dices "de este agua no beberé", sobre todo cuando estás criticando a otra persona significa que está mal que el otro beba, pero que tú mismo apagarás la sed en cuanto tengas oportunidad. Faltaría más. Gracias, gente de mi alrededor en mi vida personal, por enseñarme la relatividad de vuestras observaciones. He aprendido que cuando una mujer dice "no es mi tipo", normalmente se refiere a que el chavalito no le acaba de cu

El buen momento de cada día

El balance del día, si tengo que ser sincera, ha sido desastroso. Si el año pasado mis días duros eran lunes y miércoles, este curso el jueves se lleva todos los defectos. Toditos juntos. Por suerte a lo largo de la mañana entro un rato en una clase que no es mi tutoría a dar otra asignatura, por esto de rellenar horario. Esta clase, una de la de los "mayores" del colegio, tiene muy buen rollito. Es como dar clase a veintipico adolescentes con la risa floja, que a cada oportunidad siguen en voz alta el hilo de sus pensamientos debatiendo lo que les da la gana y hablando los unos con los otros, generalmente de lo que estaba explicando hasta que me interrumpieron. Como podréis imaginar es un grupito muy trabajoso para impartir clase. Sin embargo me caen de miedo, oye. Son cariñosos y generalmente entusiastas cuando explico, hacen mil y una preguntas y me obligan a ir un paso más allá, prepararme muy requetebién los temas y pensar el por qué de todas las cosas para poder

No se me acerque por dentro del círculo imaginario, por favor

Soy de esas personas que cuidan con esmero su espacio vital, esas que necesitan respirar aire limpio y que odian tener contacto humano no deseado. A principios de curso me pasó algo que me hizo plantearme lo claro que tengo hasta dónde llega el espacio que necesito y cuán importante me resulta mantenerlo todo lo posible. Fuimos a desayunar al bar, todos los maestros, en masa. El bar es un bar de pueblo, con barriles barnizados con una tabla encima y taburetes funcionales alrededor de ellos. Tengo un compañero que es un poco baboso. Mucho, de hecho, y se dedicó a arrastrar su taburete, con la excusa de hacer sitio a los demás en nuestro barril, y cada vez lo acercaba uno o dos palmos hacia mi. Inmediatamente, y al principio de forma inconsciente, fui apartando mi taburete en la misma medida que este hombre se me acercaba. Llegó un momento en que le pedí que parase. Ante su cara de estupor le explique que necesito mi espacio personal, a cualquier precio, hasta que me siento cómoda. Y

Me pones en la duda

Desde que superé la visión idealista de la realidad que me invadió en la adolescencia, y desde que personas que habían estado trabajando en ciertos países me contaron cómo se desviaba la ayuda humanitaria para el provecho de quien menos lo necesitaba, me prometí a mí misma no colaborar con ninguna ONG pensando que esas ayudas no iban a llegar a quien yo quería que fuesen. Y reconozco que eso de la ayuda desinteresada y activa me ha llamado desde siempre, pero lo que puedo aportar no es mucho y temo que no se llevan a cabo en mi ciudad acciones que me llenen y para las que esté cualificada. Tampoco me ayudó mucho a tener un buen concepto de todo este tema aquella vez que fui a casa de alguien avalada por mi fama de "diosa cocinera de la pasta" a preparar un banquete para amigos y amigas mientras los padres del amnfitrión veraneaban en su chalé y encontrarme la despensa repleta de alimentos etiquetados como donados por cierta ONG. En todo caso, durante estas navidades mi

Preparados, listos... ¡A por el segundo trimestre!

Hoy se nos acaba el rollo y mañana a las nueve estaré metiendo a mis veintisiete alumnos en clase, una clase que estará húmeda porque ya me conozco la historia del año pasado. Y desde mañana hasta las vacaciones de Semana Santa mis alumnos habrán aprendido a multiplicar razonadamente (las tablas de memoria), a distinguir si en un problema hay que sumar, restar o multiplicar, habrán afianzado la resta llevando que por ahora no todos controlan, se habrán soltado en lectura y habrán empezado también a soltarse en la escritura de textos como descripciones y pequeños cuentos. Todo eso me he propuesto. Nada más y nada menos. Porque a ver, entre nosotros ahora que no nos lee nadie: contando con un alumno de un intelecto normal, el 80% del avance del niño en materia escolar tiene que ver directamente con lo que trabaje o deje de trabajar el maestro. También podemos mandar muchos deberes y que lo hagan en casa, eso ya a gusto de cada uno. En los primeros cursos de la Educación Primaria el t

Recortes en educación. Punto de vista de una maestra.

Imagen
Las medidas de recorte del nuevo Gobierno se basan, por lo que vemos, en recortar a diestro y siniestro... Los primeros candidatos son los sueldos de los que trabajamos para el estado, obvio, sin embargo se me ocurren, desde mi punto de vista, desde mi trabajo del día a día, muchos euros en los que ahorrar. Vamos a partir, en Educación, de lo que es básico e irrecortable: Que los niños aprendan y se desarrollen plenamente. ¿Todos de acuerdo? Pues empecemos a recortar. Se están implantando en todas las aulas de los colegios andaluces lo que se llama "Pizarra Digital". La pizarra digital es un armatoste inmenso que consta de pantalla, proyector, altavoces y ordenador. Sirve para lo mismo que una pizarra, pero con la conexión a internet tienes al alcance un montón de recursos. Se pueden ver películas, las editoriales incluyen en el material para el profesorado un cd especial para las pizarras digitales (curiosamente, los ordenadores que nos instalan en las escuelas para l