No soy la misma
Este curso, cuando suena el despertador, me cuesta la misma vida levantarme. A mi, que soy de las que se tiran de la cama abajo en cuanto suena la alarma. He sustituido mi Nesquick de toda la vida por un cafelito de la Nespresso con leche condensada. No sé si influye en que el trayecto hasta el cole es más corto que otros años, pero el curso anterior llegaba totalmente despejada al cole y ahora cuando estoy fichando me entran ganas de volverme a casa y meterme en la cama. Las uñas no me las pinto desde ya ni recuerdo, porque por las tardes duermo, ya que estoy agotada, o preparo fichas y materiales para mis niños. Si lo unimos a que he estado mala (todavía tengo una tos tremenda) pues os podéis hacer una idea. Por las mañanas la ropa la elijo por la comodidad porque este año en mi jornada laboral canto, bailo, me muevo y estoy muchísimo tiempo de pie y andando por la clase, hasta que me rindo, me siento y reparto la plasti. Es literalmente imposible seguirle el ritmo a mis chavalines