Colin Firth y Fanta de naranja
Esta mañana he salido con una amiga a darme un paseo por el centro. Yo tenía que devolver unos libros a la biblioteca y a mi amiga la ha dejado el novio, así que era el momento idóneo para quedar, poner verde a su ex y, ya de paso, a todo lo que se ponga a tiro. Después de devolver los libros hemos hecho la tournée por todas y cada una de las tiendas de Huelva, donde parece que se han esmerado en las colecciones de otoño, porque se me ha antojado casi todo, pero no he comprado nada. A esto, me suelta mi amiga, justo delante de la puerta del Dioni: - Desde que me ha dejado R, no tengo ni hambre. - ¡Qué suerte!- Exclamo sincera. - Algo bueno tenía que tener. Y sí, quien no se consuela es porque no quiere. Nos sentamos en un bar que hace esquina enfrente de Massimo Dutti a tomarnos una Fanta y me lamento de lo difícil que es encontrar un bar donde te sirvan algo sin gas, como el Trina, Radical... Todo lo más que encuentras es Nestee o Aquarius (el té de esos no me va y el Aquarius me recu