Repartiendo las culpas. Y los castigos
En estas últimas dos semanas he tenido algunas jornadas laborales que, por su duración, me han recordado a la época en la que trabajaba en comercio a jornada partida. Decir "de sol a sol" era lo que más se le parecía". Como no me merece mucho la pena venir del pueblo, comer como un pavo, y volver a coger la carretera de vuelta, me quedo a comer con algunos compañeros y compañeras. El otro día, delante de unos cuencos de exquisito salmorejo, comentábamos animosamente las ocurrencias del señor Wert, ese gran humorista de nuestro tiempo. Una compañera, apasionada ella en la vida para todo, defendía vehementemente la necesidad de hacer una huelga de educación, ¡pero de las buenas! - Debemos hacer huelga, ¡huelga indefinida! y hacer manifestaciones todos los días. - Pues yo pienso que una huelga no es lo que se debería hacer ahora- dije, ante la mirada helada de toda la mesa.- Si hacemos una huelga a quien puteamos es al alumnado y a las familias, que son además los