El primer día de mi coche
Cuando llegué al concesionario mi coche estaba ya allí, tapado con una fundita roja. No fui sola, porque a veces tenemos en mi casa algo así como un sentimiento muy clan, así que vinieron mi padre, mi madre y el Señor X (Que ha sido el gran héroe del día). El señor del concesionario nos hace esperar mientras atiende a una pareja, él-ella, de unos veintipocos años que preguntan por un coche. Lo quieren financiar a 10 años y ni por esas les salen las cuentas. La chica se pone cada vez más seria, el chico suda y se come las uñas. Mi mamá y yo seguimos interesadas la jugada. El coche no se va a vender, lo tenemos claro. Por fin el señor del concesionario me sienta en MI coche y me empieza a explicar todos los botoncitos que tiene el bicho, que parece un avión. Una vez que parece que lo tengo claro el señor tan amable me lo saca del concesionario por unas rampas metálicas y me lo deja para que lo cale yo solita. Lo primero es lo primero, así que vamos a llenarle el depósito y, al salir, aqu