Voy a por ti

Moverse con los niños por un pueblo, andando, requiere de varias cosas por parte del maestro.

La primera es velar que los que más lata dan vayan delante y que los que son un poco... Ehm... ¿Por qué no decirlo? Los cortitos, que no vayan detrás. Y es que los que dan lata suelen agruparse cuando hacemos las salidas; y los cortitos también parecen adorarse. Eso de que los opuestos se atraen, en los colegios, es puro mito.

Pues hoy, como tocaba, en fila de a dos y de la manita nos hemos plantado en el teatro del pueblo. Y amenazaba lluvia.

Y tanto amenazaba que al final, cuando salimos de ver la obra, estaba lloviendo. No mucho, pero lloviendo. Yo, que hubiera optado por esperar unos minutos antes de salir del teatro, tuve que seguir a mis compañeros que avanzaban bajo la lluvia con los niños.

- Venga, ¡vamos! Que esto es solamente una nubecilla.- Aunque quería arengarles en francés, gritándoles ¡COURAGE!, pero me abstuve. Me estoy volviendo aburrida.

Tres calles más allá volví a decirles desde mi puesto en primera fila.

- Ya pronto para de llover, ¡que es una sola nubecita!

Y ellos seguían, con las gotitas prendiéndose de sus pelitos.

- Venga que ya nos queda poco ¡y esto es solo una nubecilla!




Y tanto lo dije que, llegando al colegio todavía bajo la lluvia que mi A, que aún no habla bien (imagínenlo dicho con media lengua), me soltó:

- ¿Esto es solo una nubecilla?

- Sí cariño, una nubecilla- Le dije, sin soltar su mano diminuta.

- Pues nos viene persiguiendo.

Comentarios

  1. Jjajajaja

    Siempre leo tus post espectante, a ver cómo terminan!

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  2. Me encantan las medias lenguas y cómo a esas edades captan lo obvio sin problemas... y pensar que años más tarde se quedan bobos diciendo eeeeee.... jajajaja

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