Pensamiento divergente infantil

A los niños se les enseña, casi sin querer, que los tejaditos de las casas se pintan de rojo, que los árboles de verde y tienen manzanitas rojas; que en la cima de las montañas que pintamos hay un pico nevado y que el sol brilla siempre siempre aunque haya alguna nube pintada de azul.

Creo recordar que incluso desde la legislación educativa vigente se apunta a que la educación debe fomentar el pensamiento creativo y divergente y suelo estar muy de acuerdo. La creatividad en el pensamiento se mata a veces a partes iguales entre la escuela y la televisión.

Estaba el otro día hablándoles a los nenes de mi clase en Conocimiento del miedo (A ellos les gusta más ese nombre que Conocimiento del medio) de la luna, el sol, la tierra, la atmósfera y esas cosas. Para rematar la clase les repartí unas fotocopias molonas del sistema solar y la luna y les pedí que las coloreasen con ceras para que, al pegarlas en el cuaderno, quedasen más monas.

Cuando me doy cuenta todos los niños menos dos (es decir, 8, con lo cual hablo de un 80%) me estaban coloreando la luna de color azul (turquesa) o verde.

-¡EYYYY!- Llamo la atención en mitad de la clase- ¡Que la luna no es verde, ni azul!

Me miran. Parpadean. Siguen coloreando.

-A ver, J, cuando tú miras de noche al cielo, ¿De qué color ves la luna?

- Blanquita.

- ¿Y por qué me la pintas de azul turquesa?

J se encoje de hombros y sigue coloreando.

Todos le imitan. ¿Qué más da de qué color sea la Luna?

Toma pensamiento divergente.