Mis siete secretos

Pese a que, en la vida fuera del blog, soy bastante transparente, reconozco que algún secretillo tengo por ahí... Mientras trabajo se interesa por saber siete secretos inconfesables de mí... A ver qué puedo contar.



Secreto inconfesable número uno: El escáner humano.


Puede que disimule, puede que te estés sintiendo cómodo, pero mientras me hablas ya me he hecho una idea de qué ropa llevas puesta, cómo la has combinado, si te has maquillado y el tipo de peinado.

Lo hago sin ánimo de criticoneo, pero es una costumbre mía. No te miro: te escaneo y soy muy rápida en ello. No te voy a retirar el habla porque no te hayas lavado hoy el pelo, pero te aseguro de que antes de que caigas en la cuenta yo ya lo he hecho.



Secreto inconfesable número dos: En el fondo soy una golosa.


Aunque juro y perjuro que no me gusta el dulce, que prefiero lo salado, lo único que me ha puesto de madrugada a comer medio dormida es la nata montada y la leche condensada. A chorro, en la boca.


Secreto inconfesable número tres: La mujer polvorilla.


Puedo mantener un exterior reposado, relajado, que sugiera vagancia y tedio... ¡Y por dentro estoy hirviendo!.


Secreto inconfesable número cuatro: Sing Star, camino a la perfección.


Ensayo las canciones que no me salen o que no me salen bien. Sin descanso, sin pausa, con las letras. Sólo por el gusto de saber cantarla bien, en letra y notas.


Secreto inconfesable número cinco: Soy una blanda.


Generalmente me da mucha pena suspender. Me lo pienso mucho y doy mil facilidades. Eso sí, señora, si he decidido que su hijo suspende de ahí no me mueve ni el Consejero de Educación, porque tengo mis buenas razones.


Secreto inconfesable número seis: Necesito caos.


Para sentirme cómoda, a gusto en un lugar, necesito que haya cierto desorden. Necesito el caos para sobrevivir.


Secreto inconfesable número siete: Parecidos razonables.


Me han dicho mil y una veces que tengo un parecido más que razonable con Leonor Watling.


No lo niego, pero yo me veo más guapa (Tengo menos mandíbula y menos frente; el resto es muy parecido)

Comentarios

  1. Pues si tu parecido es verdad! que guapa! porque Doña Leonor Watling, es a mi gusto, una bonita cara, dulce y delicada, aunque luego al hablar suelte cada una que pa que! jejeje

    Besos

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  2. PUes sí que te pareces! Y ya me hubiese gustado a mí haber tenido una maestra tan blanda, sobre todo porque mi madre no iba nunca a hablar con los maestros.
    Buen fin de semana.

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  3. Hombre, sobre lo de maestra blanda, pues a míineutiou me da igual, pero tener una maestra parecida a Leonor Watling.... eso mola más

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