Balenciaga, la nueva palabra mágica

La semana pasada fui al Corte Inglés de Huelva con mi madre a recoger una prenda para ella que habíamos dejado para arreglar. Como buien sabéis, El Corte Inglés de Huelva no es santo de mi devoción, porque te ponen prendas de otras temporadas como quien no quiere la cosa a ver si picas, porque está normalmente muy desordenado y porque el personal pasa de los clientes como si estuviésemos apestados.

Pero o bien están cambiando las cosas, o bien son más interesados que Ivana Trump gestionando el divorcio.

Al recoger lo que habíamos ido a buscar la chica que nos atendía nos dice que se ha quedado sin bolsas, que si no nos importa nos pone esta rígida, de Laserre. Como nos daba igual fuimos paseando por toda la tienda la bolsita de marras, mientras echábamos un vistazo por todas las secciones.

Primera parada: Perfumería.

Mi madre alucina en colores de que la chica, al preguntarle, no la ignore y la lleve acompañada justo hasta donde está colocado el champú que ha pedido. Mientras contemplo la escena otra chica me asalta y, después de una pequeña compra de productos Bourjois me regala muestrecitas y pegatinas para las uñas.

Segunda parada: Punto de señora.

La bolsa de Laserre empieza a hacer atracción y nos asaltan cada dos minutos a ver si necesitamos algo. Aunque decimos que no, las chicas nos dan su nombre para que las llamemos si queremos alguna talla... o que nos cobren.

Tercera parada: Zapatería.

Mi madre se sienta en los sillones a descansar y yo cotilleo toda la sección. Vuelvo con un zapato abotinado de Balenciaga y los labios formando una O redondita.

Me pruebo los zapatos y mi madre y yo convenimos que, pese al precio, quizá merezcan la pena, por lo que decido pedir una talla más porque los que he cogido aprietan.

En el mostrador charlan dos vendedoras y el jefe de zapatería. En condiciones normales me hubieran ignorado un rato, mientras sigue la conversación, pero hoy todo es diferente.

- Perdona, ¿me das un siete de estos?

- ¿De cuáles?- Me pregunta perezosa la pelirroja.

- De los Balenciaga.

Es decir "Balenciaga" y las tres personas del mostrador se movilizan buscando un 37 de los zapatos.

Ahora mis ojos están igual de redonditos que mi boca. Me siento al lado de mamá y de su bolsa Laserre y el jefe de sección enloquece, mira los zapatos por pantalla y se va a buscar por toda la tienda por si los tienen repartidos.

Después de veinte minutos en que tengo a medio departamento buscando los zapatos, y después de que éstos no aparezcan, el jefe llega hasta venirse conmigo a la sección de al lado, ofreciéndome traer de otro centro los zapatos para que yo me los pruebe, sin compromiso.

- No hace falta, gracias, porque casi mejor me voy a Sevilla que allí sí que suelen tener surtido de tallas.

Y es que para mejorar el centro de Huelva queda mucho que hacer. Por ejemplo, tratar igual de bien al cliente de la bolsa de Laserre que al de la bolsa de Zara.

Comentarios

  1. Que razón tienen Lileth... como se nota la diferencia de trato cuando vas "encopetada" y cuando vas normal.Y muy bueno eso de decirles que no cuando llevaban tanto tiempo buscando.

    ResponderEliminar
  2. sí, y la verdad es que no debería ser así...yo he estado de cara al público, y a veces el que peor vestido va, es el que tiene más pasta...aunque bueno, por otra parte, a veces las comprendo, sueldos de mierda, horarios tremendos, peña muy borde, y encima, siempre con la sonrrisa... aveces es imposible, de veras!
    un bico, guapis!

    ResponderEliminar
  3. Tienes toda la razón, está muy mal discriminar a la gente por la bolsa que lleve, qué injusticia. Además es estúpido: quizá el de la bolsa de Zara tenga más dinero, eso no se sabe.
    Un besito!!

    ResponderEliminar
  4. Pues chica, a mí no me gusta ir allí, precisamente por lo contrario: te paras a mirar una camiseta y ya tienes a tres detrás para ver qué deseas. Y luego, el día que no encuentras algo, no hay nadie para atenderte... con o sin bolsa.

    ResponderEliminar
  5. Jaja que razón tienes, jamás he estado en el corte de inglés de huelva pero los prejuicios están por todos lados ¡y a ver sime dejna de mirar raro cada vez que me acerco al estante en el corte inglés de carolina herrera!!! Se que tengo pinta de zara y mango pero parece que cada vez que me acerco me va a pitar como en los aeropuertos.
    Un abrazo.j

    ResponderEliminar
  6. Peor son las vendedoras de aca, se creen todas modelos de revistas y ni bien entrás te miran con cara de "talle para vos no tengo" y vos te sentís una vaca aunque pesés 45 kilos.
    Uff las odio!!!
    No entiendo la diferencia de bolsas, pero imagino por lo que decís que una es de una marca reconocida y/o cara y la otra no tanto.
    Nada Lileth, lo importante es andar de compras :))

    ResponderEliminar
  7. pásate por mi blog, que tienes un meme esperándote...

    ResponderEliminar
  8. Las apariencias hija mia, las apariencias, y la imbecilidad de la gente claro!!.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Maeva, es así, nos movemos por apariencias... Y aún hay hipócritas que tachan de superficiales a las chicas que tienen blogs de moda.

    Mariló, es cierto, el dinero que tienes o el que vas a gastar no se adivina por el aspecto del comprador.

    Aliena, las cosas desgraciadamente parece que funcionan así.

    Casandra, tendré que probar otro día llevando una bolsa de Zara...

    Elena, qué difícil es encontrar el equilibrio.

    Julia, a mi me miraban raro en la tienda Loewe de la T4.

    Mediabaldosa, no me llores, que aún llevo en el alma tu vestido verde de Ad ¡precioso!

    SCVD, así son las vendedoras de Blanco de Huelva.

    Sandra, lo de la cara de tonto da para otro post XD

    ResponderEliminar

Publicar un comentario