Fauna urbana: Una tarde por Huelva

No me acuerdo en qué edición fue, porque no he visto ninguna, pero sí que recuerdo un Gran Hermano donde una concursante se dió cuenta que todos los que habían entrado en "la casa" estaban volados... y pensó acertadamente que ella tampoco tenía que estar muy normal.

Pues igualito que yo esta tarde en la cola de la Biblioteca Pública... ¿Qué tengo yo de raro?

Hace cosa de mes y medio que me apunté, por fin, a la biblioteca de Huelva (ya estuve apuntada en Los Llanos y en Cabra, así que ya tocaba) y hoy tocaba devolver. Había una cola para devolver como para pensarte si no te merece la pena una sanción, pero una es muy cumplida y aguantó la cola. Como el Señor X estaba de cola consorte no tuve que entretenerme con nada.

- Dame el carné.
- jejeje, esto... lo he perdido.
- Vaya (con tono cortante).

En el mostrador de la salida solicito un nuevo carné y me recomiendan dar de baja el antiguo no vaya a ser que alguien saque fondos en mi nombre. Toca de nuevo hacer cola. Le digo al Señor X que se vaya adelantando a la tienda Vodafone porque suele haber gente también, así que me quedo sola ante la cola... Y me dedico a lo que más me gusta: observar a la gente.

Delante de mí, un grupo de extranjeros acompañados de dos patrios. Dos chicas negras, muy jovencitas, con su pelo trenzado y con una piel de envidia, son acompañadas por cuatro chavales. Uno que se sienta en un sillón, otros dos más pequeños que pretenden sacarse entre los dos una colección de libros de Disney y un postadolescente patrio más pesado que una vaca en brazos.

El patrio pesado se pone a tontear con la chavalita más joven, le coje la coleta izquierda y la mueve para que resuenen las cuentas de colores que la chavala lleva al final de las trenzas, a la altura de la oreja.

- Lo que tiene que molestar eso- pienso, y miro para otro lado.

Más adelante en la cola hay una jipi con más mugre de la cuenta pero con unas rastas rubio platino larguíiiiiiisimas, dos chicos de edad indefinida con esa estructura física que da la impresión de que llevan una percha debajo de la camiseta, un ser etéreo de sexo femenino que si mirabas de reojo desaparecía y una familia guiri sacando como locos vídeos de dibujos animados para su prole digna de catáogo del Ikea.

- Ojú, vaya gente rara- Comienzo a pensar.

De pronto, me percato del individuo que va detrás de mí en la cola. Y tampoco es que me cueste ningún esfuerzo fijarme porque se ha puesto ya al lado de mí así, como quien no quiere la cosa, pasito a pasito... Lo miro de reojo...

- Éste sí que es raro.

Retrato robot: Chico de unos 25 años, bajito, moreno; viste pantalón cargo corto en beig y camiseta de color indeterminado y manga corta.

No sé si me llama más la atención su expresión extraña o que se me esté intentando colar de mala manera pero, sin ser una persona obesa, tiene un vientre abultado muy grande... ¿El nuevo hombre embarazado? Tiene la misma pinta de esas chicas delgadas que se quedan embarazadas y en vez de echar carne como las demás sólo echan barriga. Igualito que en alien...

El resto del tiempo en la cola miro de reojo fascinada su vientre... Me hipnotiza... Cuando reparo en la expresión de su cara: parece un perturbado de House.

- Esto... mira... ¿Sólo llevas un libro?

El señor raro asiente, con la mirada turbia.

- Pues casi mejor pasas delante, que lo mío lo mismo tarda...

El señor raro asiente, con la mirada turbia.


Una vez salgo de la biblioteca me voy para la tienda Vodafone, a buscar al muchacho. Cuando llego le pregunto desde la puerta si le falta mucho y me dice que no, que un chaval delante de él y ya está.

Me pongo a su lado y cotilleo la tienda: los móviles de las vitrinas y, evidentemente, la gente que hay esperando.

Me vuelvo de pronto hacia el Señor X, congestionada por la risa.

- ¿Te acuerdas del post del marcachichi?
- Sí -me responde divertido.
- Pues esto es peor.


Nota a la chica morena de unos 20 años que estaba esta tarde en la tienda Vodafone del punto con un pantalón de algodón blanco:

A ver cómo te lo digo que sea suave, vale que con los pantalones tipo mallas en algodón blanco se transparentan las bragas, eso nos pasa a todas... Pero corazón, si no te pones las bragas...¡¡¡Lo que se te ven son los pelos del chichi, so marrana!!!

Vamos, que me estuve riendo hasta que entra una cani con un conjunto en algodón gris claro y me quedo alucinada con la cantidad de pelo que tiene esta chica, esta vez en la cabeza, lo demás lo ignoro.

- Mira- le digo al Señor X- Yo tengo esa mata de pelo y me vuelvo una cochina...¿Tú sabes el trabajito que tiene que costar secar eso con el secador? ¡Quita!

Por fin nos toca y de la nada se materializa un clon de Miguel Ríos (lo juro, igualito, con su ropita negra de los conciertos y todo, pero el pelo más corto) y me dice:

- Yo entré con este chaval.

"Este chaval" se supone que es el Señor X; este chaval pone cara de "yo no te he visto en mi vida" y dice:

- A mí me dieron la vez estos chavales, ¿a quién le dió a usted la vez?.
- No, yo no pregunté- dice Miguel Ríos.
- Pues se siente.

Menudo morro, entra (si es que entró), ve al personal, se va (porque nadie lo había visto hasta ese momento) y pretende colarse sin pedir turno ni nada... Miguel Ríos se ofende ante nuestra negativa. Por si la tarde no estaba lo suficientemente surrealista, entra un señor muy alto, también con pinta de raro, mira a la chica que nos estaba atendiendo, pone ojitos tiernos, me mira pensando "es mía" y se apoya en una vitrina con aire lánguido; de vez en cuando miraba a la dependienta de sus sueños con ojos cada vez más tiernos.

- Has ligado- Le digo a la chica y la chica se parte- En serio, hoy es tu día, antes con Miguel Ríos que quería que lo atendieses a toda costa - Carcajadas ante el apelativo que le he puesto al señor de negro- y ahora éste- señalo sin disimulo al señor lánguido con un movimiento de cabeza.

Ahí es donde el señor raro ve su oportunidad y se acerca a la chica:

- Quiero clonar la tarjeta- O algo así, dice.
- Sí, pero tiene que esperar toda la cola- La chica abarca con un gesto de cabeza a todos los que esperan, incluída a la chica del chichi sin depilar.

El señor raro hace un gesto de contrariedad y se apoya de nuevo a languidecer en la vitrina.

- ¿Ves? Te lo dije- Le digo a la chica- Esto es nuevo, se intentan ligar a la chica y así se cuelan, vaya morro- En ese momento empiezo a pensar que mejor me callo y dejo que la chica teclee bien el número de la tarjeta, que con los espasmos de la risa no debe ser fácil.

¿Por qué hay tanta gente rara suelta? ¿Será la crisis?

Comentarios

  1. A mi me funcionó para que la chica de la tienda Vodafone me dejara llamar al 123 desde su móvil, que el mio era movistar, y el modem USB de vodafone. Tendré que proponerle algo más.

    ResponderEliminar
  2. En serio me meo contigo,

    tienes una forma única de describir las cosas, te prometo que cuando lo leo es como si estuviera allí.

    El momento chichi sin depilar es antológico, yo también aprovecho para fijarme en los prendas que pululan y se lo comento a M, pero es que es muy soso y no le gusta criticar.

    Lo repito, me encanta como cuentas lo que ves día a día.

    ResponderEliminar
  3. JAjajjaa no puedo contigo, de verdad que me parto!!!! Un besazo!

    ResponderEliminar
  4. Akli, es que a tí te gustan todas, ¡qué poco criterio!

    OC, el momento ha sido inolvidable.

    Y si conseguimos reirnos pues mejor, que la vida es demasiado seria!

    Besos

    ResponderEliminar
  5. Ay Lileth q vas a tener razon y nos forramos haciendo una compilacion d gente rara jajajaja. Antologico lo d la "chica vodafone" jajaja
    un bbesote

    ResponderEliminar
  6. Je... Y el Miguel Ríos no fue que no lo intentara.

    Justo cuando iban a atenderme en uno de los mostradores (había dos), un señor de estos que no se enteran de nada y que anteriormente estaba delante mía empieza de nuevo a dar la brasa. Así que, me voy al otro mostrador justo cuando el Roquero etéreo, iba a acudir y me dice con aire de "te voy a dejar tirado, chaval":

    -Pensé que estabas en el otro mostrador.

    Le respondimos que yo iba detrás del chaval, que no tenía asignado mostrador. Se retiró airado.

    Luego con recochineo, me pidió permiso para que le atendieran. Soy bueno. Se lo dí. Tal vez no debí, porque él no estaba antes de su aparición estelar.

    ResponderEliminar
  7. hola guapa! sólo para avisrte de que tienes un premio y un meme esperándote en mi blog. Un beso!

    ResponderEliminar
  8. Me parecen geniales tus entradas. No se que post me ha gustado más. Esa óptica tan particular, esa capacidad recordatoria o esa memoria fotogénica acompañada de una manera de describir tan gráfica engancha. Me encantó llegar hasta aquí. Enhorabuena.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario