Visitas del pasado

Llevo unos días en que no hago más que tropezarme con cosas y personas de mi pasado.

En el viaje de la semana, en plena zona de Tarifa me acordé de una compañera de clase en la carrera, Esther (la jeny, le llamábamos) a la que le encantaba Madonna. La jeny era de Las Cabezas de San Juan, le perdí la pista y nunca más supe de ella. Hay que ver lo que nos facilita la vida el messenger.

Anoche, cenando en el mexicano, se me acerca una chica bajita. Yo, menos mal que llevaba puestas las lentillas, si no le hago un feo enorme. Era Cinta I. A Cinta I llevo sin verla unos 15 años, sin exagerar, porque éramos amigas en el colegio y cada una fue a un Instituto diferente. Su pelo largo y rubio platino ya no existe, ahora es castaña y lo lleva corto, pero se la reconocía bastante.

Sin embargo estuve por Cádiz y no recordé en ese momento a Ari, también de la carrera. No sé ni siquiera si él la llego a terminar (¿Cuántos se quedaron por el camino?).

Qué curioso es esto de ir compartiendo la vida con la gente y de pronto un día, sin que parezca que ocurre nada en especial, ya no las vuelves a ver más.

Comentarios

  1. Es curioso como algunas veces, cuando te acuerdas de alguien, es el preludio de un encuentro. A veces nos visitan fantasmas de las navidades pasadas, algunos buenos, otros no tan buenos.

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  2. ¿Y si pienso en Russel Crowe me lo encontraré por la calle? La idea es seductora...

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