Amooor, amoooor, amoooor


Esta semana, San Valentín.


Mira que tuve mala leche en dejar al novio de aquel entonces un 12 de febrero. Encima le dí su regalo, que lo tenía compradito y todo. Pero bueno, cuando no aguantas más a una persona no la aguantas más y punto.


Este San Valentín lo paso sola, de viaje de vuelta en Fuerteventura. Y lo que más me duele de ese día no es que no vaya a ver a mi novio, no. Es perderme el buzón del amor.


A la semana y pico de llegar aqui, llamé por teléfono a mi preparadora de oposiciones y me dijo:

- Qué, ¿has revolucionado ya al colegio?.


Pues mira, más o menos. Porque revolucionados andan. Resulta que me acordé de las cosas que hacíamos en el instituto. Y me acordé de ese San Valentín en que Fernando, el de mi clase, se compinchó con el conserje y llenó tooooodo el instituto (los baños incluídos) de carteles declarando su amor a la novia. Y me acordé del buzón del amor, ése en el que nos enviábamos cartas de amor y la repartían en San Valentín.


Pues hemos (he hecho, mi preparadora dice que tenemos que sacudirnos la falsa modestia, si lo has hecho tú, lo has hecho tú) hecho el buzoncito de marras y no veas el exitazo que ha tenido. Para evitar las cartas de broma y mal gusto, cada carta va identificada por una pegatina (llamémosle sello) con un número, y cada número está apuntado a quién pertenece. Y de números llevo repartidos más de 400. Muy fuerte. Evidentemente los que más están participando son 6º y 5º... esas hormonas.


Y me da en la nariz que saldrá algún que otro amorío de esto.

Comentarios

  1. ¿San Valentín no era ese santo que casaba parejas al margen de la ley? Menudo estaba hecho...

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  2. Al parecer sí, y alguien manifestó su disgusto matándolo al pobre...

    Eso fue antes de lo de arrejuntarse y las parejas de hecho, claro.

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