El sino de mi vida

Hay quien no aguanta los dolores de muelas. Hay quien odia los dolores de tripas. Y yo, lo que no aguanto desde nunca son los horribles dolores de garganta que, desde pequeña, me atormentan. Y voy y me hago maestra, si es que tengo que ser masoca.
Pues sí, a las 5 de la mañana me desperté con unas ganas de hacer pis que no veas, y con un ya familiar pinchazo en la garganta.
Y me desperté en medio de un sueño horrible. Estaba en un avión de camino a casa y me entraban unas ganas tremendas de ir al baño, pero el avión se movía tanto que como que no me atrevía a meterme en aquél espacio tan chico (esto es trauma de mi último vuelo, donde las únicas turbulencias me pillaron precisamente haciendo pis). Así que me agobié y me desperté.
He ido a la farmacia, y me he traído un arsenal de Lizipaína, sprays y antiinflamatorios que espero que hagan pronto mucho efecto. Y unas tisanas del súper, que tomaré con limón.
Y es que hoy encima ha sido un día durete con los chicos. Tuve una sustitución de urgencia en un primero, y no te veas cómo son. Para comértelos, eso sí. Una mamá trajo a una llorando, al rato de haber entrado; quería quedarse con mami, y a mí como que eso me enternece. Era el cumpleaños de otro, así que cantamos. Cantamos, leímos, escribimos un poquito... Pero tengo que pegar muchos gritos, porque son muy revoltosos.
Y disfruto mucho, sobre todo en momentos como el que uno me ha venido y me ha dicho:
- Maestra de música, ¿Cómo se escribe la letra pr?
Ése es mi nombre, ¿que les doy música a los peques? pues maestra de música y tirando p'alante. Ni que decir tiene que se ganó un abrazo.

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