Mamá gallina no te quiso (desde el principio)

Vamos a partir de que mi cole (este en el que es el cuarto año en que trabajo) es guay.

Guay de los que molan.

Guay de los que te dejan organizar todo tipo de cosas pedagógicas y lúdicas y en vez de problemas te dan facilidades. Y no hacen preguntas cuando te ven saliendo con 28 chavales a ver un eclipse de sol.

Y guay de los que te sueltan una clase complicada a voz de "hemos pensado en ti, sabemos que eres la ideal para esto" y te hacen un encarguito.

Así que cuando me soltaron la clase de Doña Pellizquitos puse todo de mi parte.

Doña Pellizquitos tiene ocho años, una piel que enamora y fascinación por las princesas Disney. Su favorita es La bella durmiente, por estética, pero las canciones de La bella y la bestia le gustan mucho, mucho, mucho. Tampoco le hace ascos a Frozen, pero la sacas del "Libre soy" y pasa un poco.

Doña Pellizquitos tiene la piel delicada (y es tremendamente presumida), así que cuando yo me echo crema de manos le tengo que echar a ella. Y si cae un masaje pues mejor. Y si la crema huele a rosas, pues mejor. Y si cae un besote, pues mejor.

Doña pellizquitos a veces me busca los límites y se las ingenia para hacer lo que le da la gana. Y entonces le tengo que explicar que no, que no es momento de ordenador ni de estar dándose una vuelta por la clase.

La señora tiene un carácter que no veas, así que a veces solamente se enfurruña, pero a veces se pega a sí misma y a veces me suelta un pellizco.

Ah, que no lo he dicho, que Doña Pellizquitos es autista. No sabe hablar. Y lo de comunicarse pues lo hace de una forma muy así.

Pero no os equivoquéis y no os creáis lo que dicen los expertos por ahí acerca del autismo.

Doña pellizquitos tiene sentimientos. Tiene gustos, tiene preferencias entre las personas. Doña pellizquitos a veces se enfada conmigo, pero como no me lo puede decir, me suelta un pellizquito (cuando no he sido rápida en agarrarle la mano) para que me de por enterada. Y tiene compañeros que le caen muy bien, y otros de los que pasa. Y hay cosas que le dan mucho miedo, como los animales, y otras que le dan mucha risa, como cuando se tira un pedo y le digo que es una guarra y que me va a matar del asco.

Cuando Doña pellizquitos está feliz, se ríe. Y da gloria oírla. A veces estamos haciendo un examen, ella está en su mesita con sus cosas de princesa Disney y mira al infinito y sonríe, suelta una carcajada y los compañeros la imitan. Entonces ella se da cuenta de que los demás estamos igual de contentos y su sonrisa se amplía todavía más. Y ya, con eso, tenemos hecho el día.

Doña Pellizquitos no es una más, porque nos da mejores momentos que cualquier otro alumno. Por eso sus compañeros la quieren, mucho más de lo que os imagináis. Incluso cuando se enfada mucho, y la tengo que agarrar, con las manos y las piernas, mientras le digo en voz baja que hay que calmarse, que no pasa nada, que puede ponerse tranquila... La queremos.


La señora Cacahuete nunca me gustó. Parece que yo tampoco a ella, desde que el primer día le dije en su cara, sin querer, que estaba hecha una vieja, pero igualmente la mandaron a cubrir una hora en mi clase mientras yo atendía a otro grupo al que le daba una asignatura.

Yo esperaba a la cacahuete (su piel nunca perdió el marrón feo y amarillento de los cacahuetes) en la puerta de mi clase para decirle que se lo había dejado todo planteado, que solamente tenía que sentarse y dejar que todo fluyera. Porque Pellizquitos estaba con sus princesas, los demás dibujando o leyendo, y que cincuenta minutos se pasan en un tris.

Hasta que la cacahuete de mierda se asoma a mi clase y me suelta a ver a Doña Pellizquitos:

- Aaaaaah, NO, YO con ESO no me quedo.

Fue tal el odio y asco que le vi en la cara, y fueron tantas las ganas de cruzarle allí mismo a la cacahuetedemierda la cara (está feo agredir a una señora embarazada), que cogí a Doña Pellizquitos de la mano y me la llevé escaleras arriba.

A la cacahuetedemierda nunca volví a hablarle.

Cuando no la he visto a principios de curso y me han dicho que se ha ido a otro colegio me he alegrado mucho.

De verdad. Así que he mirado al infinito y he sonreído.

Comentarios

  1. Como me alegro que haya cambiado de colegio!!!!
    Dale mucho cariño a esa princesa que tienes en clase, que se lo merece todo!!!
    Besotes!!!

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  2. Se puede ser mas desgraciada???!! Espero que el bichillo que lleva en la barriga sea un bebe en perfecto estado de salud, guap@, con mucho pelo y una inteligencia descomunal y que nadie tenga que llamarle ESTO.

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  3. Me alegro por ti, pero que pena el colegio al que haya ido esa pedorra!!!

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  4. no me puedo creer que haya profesores asi!! que le den a los cacahuetes, que para comerte uno primero tienes que pelarlo jajaja

    enhorabuena por ti y por coger a doña pellizquitos y subirtelas escaleras para arriba

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  5. Por suerte o por desgracia, hay más de una Doña Pellizquitos y no sé por qué, me da a mí que las Doña Cacahuete también abundan en más de un colegio. ¡Qué triste! Y que tengamos compañeros/as así, que pueden ser los que tengan en sus manos a nuestros hijos el día de mañana, más pena me da... ¡Ánimo con el curso! Afortunadamente aún queda gente con vocación. Un saludo.

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  6. Qué coño hace alguien así en educación? Ojalá todo le salga bien en el embarazo

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  7. Me estoy enganchando a tu blog, me encanta como escribes y tus historias.

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