Propósitos chorra (y no tan chorra) para el nuevo año

No es que tenga de vidente (¬¬) pero me está dando en la nariz que si lo hemos pasado mal en el año al que vamos dando fin, el que comienza nos va adar la campanada, en lo malo, se entiende. Con los brotes verdes más mustios que las berenjenas del Mercadona un sábado por la tarde el personal no puede más y no les va a quedar otro remedio que echarse a la calle a pedir para comer. Con este panorama, y empezando un año que al menos en lo personal intuyo movidito, me he propuesto pasar olímpicamente de hacer buenos propósitos y dedicarme a esas cosas pequeñas a mi alcance que, cumpla con cachondeo o no, me van a hacer pasar un buen rato. Y para eso, he comenzado despidiendo el año con un cambio de look en toda regla: ayer por la mañana me levanté morena, tornando a pelirroja en torno a medio día. Pero no todo el pelo, como dicta la moda y su profeta, Olivia palermo, me he hecho unas mechas californianas que han degradado mi pelo desde la raíz oscura de mi castaño hasta la punta pelir