Quien de joven no trota...

Hace unos días mi amigo P me sorpendía, y me dejaba con la boca abierta, contándome que una conocida común (aunque yo la conozco desde hace casi veinte años) se había puesto el mundo por montera, entendiendo mundo como marido y varios hijos, y paseaba un nuevo romance por las playas de Huelva.

Hace apenas un par de meses esta chica, que acaba de estrenar la treintena, paseaba su matrimonio tradicional por la calle San José, vestida de color camel Burberry's y empujando el carrito Arrue que guardaba a su último retoño. Porque una cristiana pija no tiene carritos de Chicco, tiene Arrue.


Ossea, Arrue, color beig... ¡Pija de libro!


Pero después de hacer público el nuevo romance en la playa de Mazagón, suponemos que marido y retoños se están teniendo que plantear una vida nueva. Por lo pronto sospechamos que la vida laboral de marido va a sufrir algunos cambio, puesto que no es coherente el puesto que desempeña con estar separado y mucho menos divorciado.

Se lo conté en cuanto pude a mi amiga Wira que, aunque desconoce a la sujeta, después de haber sido puesta en antecedentes afirmaba categórica que "Quien de joven no trota, de mayor galopa". Un pozo de sabiduría popular, mi amiga.

Echarte novio formal a los trece años, por muy santo (y aburridísimo) que sea el muchacho te da todas las papeletas para que al llegar a la treintena te enamores de quien menos te lo esperes y rompas con tu vida anterior. O quizá no, pero a esta niña le ha dado por ahí.

Y últimamente, supongo que por la edad de la gente con la que me relaciono, solamente veo ejemplos de la necesidad vital de trotar libremente en la primera juventud. El paisaje por el que se trote lo dejo al gusto del consumidor. Si no se trotase, al final de la juventud, antes de entrar en la madurez la necesidad imperiosa de vivir puede empujarnos a galopar a ritmo frenético.

De esto, sin embargo, saco alguna que otra conclusión, al margen del tema ecuestre. Recuerdo aquella vez que nos cruzamos por la calle San José, ella de vuelta, yo de salida y su miradita de "pareces Ana Obregón, de marcha a estas edades". ¿Ahora yo puedo echarle una mirada de "pareces Ana Obregón, con estos romances a estas edades"?

En mi juventud troté por donde quise y pude, y ahora mismo en mi vida, lo que me queda por galopar, lo puedo hacer sin problemas. Espero que no me pase nunca...


¿Trotásteis en su día? ¿Galopais en la madurez?

Comentarios

  1. Ole, ole y ole! Me ha encantado tu post, y podría añadir 100 ejemplos de lo que dices, eso si, no conocía el refrán y ¡me lo apunto!
    Cada cosa a su edad, y no existen las familias perfectas, con su Arrue, su beige y sus mocasines... En todos lados se cuecen habas.

    ResponderEliminar
  2. Muy cierto todo lo que dices, Lileth.

    En mi entorno también estoy viendo casos muy cercanos de casi 40 que se ponen a galopar, ahora que tienen quien dependa de ellos... vaya horas...

    Es muy triste por la otra parte que se queda. Lo digo porque le ha pasado a mi mejor amiga...

    Muchos besos!!!

    ResponderEliminar
  3. Como siempre, dando en el clavo Lileth: yo tambien conozco alguna q no vivio entonces lo q tocaba vivir... y anda haciendolo ahora. Lo mas triste, encima, es q sera siempre una incomprendida: a sus 13 pq ya tenia novio mientras las demas jugaban... y a sus 30 pq pretendera ser la mas guay a base de quemar noches y discotecas... mientras otr@s la miraran con extrañeza. Pero bueno, cada cual es dueño de sus designios.
    ¿Trotar? ¿Galopar? eso queda para quienes teneis caballo:p
    BeSiNeS!!

    ResponderEliminar
  4. Muy buena reflexión, y estoy de acuerdo contigo... Aunque evidentemente hay de todo en esta vida.
    Yo de joven troté y de momento espero poder seguir haciéndolo un tiempo más... Y luego ya veremos! ;)

    Saludos,

    Cristina
    http://rachelsevadeviaje.blogspot.com

    ResponderEliminar
  5. Bolboreta, en todos, ¡en todos!

    Chica de las flores, como dices, la parte que queda lo pasa realmente mal. Nadie se merece esas cosas...

    Saritísima, trotar en soledad es de las cosas más divertidas de la juventud :P

    Cristina, creo que lo importante es poder hacer lo que en cada momento te haga feliz.

    ResponderEliminar
  6. Troté en mi juventud... y mucho además... y confieso que en mi recién estrenada treintena sigo con ganas de trotar.

    Eso mismo he pensado yo toda la vida, pero no sabía que ya tuviera su propio refrán y todo jajaja!! Si es que es de libro: en la vida todo tiene su tiempo y la juventud es para disfrutar de la libertad, que ya habrá tiempo de encerrarse en casa!!

    Un besete guapa.

    ResponderEliminar
  7. pues para 4 dias q vivimos m parece ok q ahora nos pongamos la vida por montera...muxo mejor q no vivir amargada el resto

    bss

    ResponderEliminar
  8. Yo tuve mi época de trote durante mi adolescencia hasta que con 18 recién cumplidos empecé con Erik. A lo tonto ya voy camino de los 22 y sigo con él... y me parece ya una basrbaridad de tiempo. Claro, estoy enamoradísima de él y me encantaría seguir con él, pero soy realista: aún somos muy jóvenes como para saber dónde estaremos el día de mañana. Yo ahora mismo estoy bien como estoy, si ahora o dentro de 3 ó 4 años esto se acaba porque a alguno de los dos le apetece trotar de nuevo... ya se verá. Eso pasa en las mejores familias.

    ResponderEliminar
  9. Yo me eché novio a los 13 años y me tiré 8 con él, a partir de ahí empecé a trotar y trotar y aún no he parado.

    ResponderEliminar
  10. Totalmente de acuerdo, yo no troté en mi juventud todo lo que tenia que trotar y por eso estoy haciendolo ahora, al galope y sin frenmos, peligroso pero necesario.

    Por cierto tarde muy tarde... enhorabuena por tu boda!!!.

    Besos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario