Conclusiones de una Semana Santa algo rara

Mira que me han cundido poco las vacaciones; y no es porque hayan sido cortas, que tampoco es cuestión de quejarme de eso. Simplemente es que el segundo trimestre fue tan tremendamente largo que necesitaría otros diez días más para desintoxicarme.

He tenido días de todo tipo, unos de esos de levantarse bien temprano, y otros de pasar de las once de la mañana perdida entre las sábanas. Y entre unos y otros me ha dado por sacar conclusiones.

- No me hace mucha gracia que algunos blogs de moda o cosmética se hayan convertido en simple publicidad de marcas. No me aportan nada, ni opiniones sinceras ni contenidos interesantes. Mala cosa.

- Ser valiente no es solo cuestión de suerte. Los saltos al vacío dan miedo a mucha gente.

- La programación de la televisión es una absoluta porquería. Con el dinero que se invierte y las tonterías que echan.

- La persona que es mala, mala es.

- Nunca se tienen suficientes perchas, sobre todo cuando se comienza a sacar la ropa de primavera, que va casi toda colgada.

- Mi pelo es un desagradecido. Mira que estoy prescindiendo de planchas y ese tipo de agresiones. Pues nada, pasando de mi.

- Hay gente que piensa que por repetir mentiras poco a poco te las vas a ir creyendo. Pues mira, no es el caso.

- Igual que en el primer intento no conseguí leer Cien años de soledad porque no era mi momento, ahora sí puedo valorar las tramas de Sexo en Nueva York, aunque sigo sin valorar los horribles (a mi parecer) estilismos de Carrie, que me sigue pareciendo una hortera de mucho cuidado.

- Lo más valioso que tengo es mi iempo y la libertad de decidir cómo lo paso.

- El teclado de mi portátil se come letras. Especialmente suele no hacerme caso cuando escribo h, e, y. Genial.

- La lechuga Iceberg no me gusta. La odio, de hecho.

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