Típico a los seis años

El otro día, el jueves, nada más entrar en clase, a mi J se le cayó el primer diente de su vida.

Estábamos todavía quitándonos los abrigos cuando oigo el alboroto y me J se me acerca lívido con un diente en la mano y enseñándome los dientes en una mueca histérica. Sujeta el diente como quien se ha amputado una mano en un accidente y debe cogerla venciendo el asco para llevarla al hospital.

- ¡Bien! ¡Qué suerte, J! ¡Esta noche te va a venir a ver el ratoncito Pérez!- Digo, intentando que el llanto no llegue a más.

J me mira sin hablar.

- Ale, dame el diente y ve a enjuagarte la boca.

Nota a los que estén pensando en trabajar de maestros: no es un trabajo válido para escrupulosos.

Envuenvo en diente en un kleenex y lo meto en una bolsa amarilla a la que le hago un nudito. Cuando J vuelve de enjuagarse la boca le doy la bolsita y le digo que la meta en la mochila para que esa noche pueda poner el dientecito debajo de la almohada.

A las dos de la tarde, cuando ya he despedido a mis muchachitos hasta el día siguiente y enfilo el pasillo para irme a casa me encuentro en el suelo como el rastro de Garbancito todos los libros de mi J.

Los recojo y me meto de nuevo en clase porque sé que J no tardará en volver, pero cuando lo hace se le caen los mocos del llanto que lleva. No es que le interesen mucho los libros, es que la mochila se le ha abierto y también ha perdido la bolsita con el diente.

Buscamos por la clase y el pasillo y no hay ni rastro de la bolsa amarilla.

Con el niño deshecho en lágrimas me voy afuera, para explicarle a la mamá lo que ha pasado pero nos intercepta JH con su papi. Ella, espabiladísima, se encontró la bolsita amarilla y se acordó que dentro iba el diente de J.

Al día siguiente, en cuanto J entra en clase todos le preguntamos que si le ha traído algo el ratón Pérez.

- Un parchís de superhéroes.

El regalo causa tanta sensación que durante la mañana veo como todos se esfuerzan en moverse los dientes a medio desprender a ver si esa noche es a ellos a quien visita el ratoncito.

Tiernísimo vivirlo con ellos.

Comentarios

  1. Son super tiernos. A mi cada día me alegran el día todos ellos, desde los míos de 8 años hasta cuando voy por infantil. Cuando estoy estresada me arrancan una sonrisa y recuerdo por qué quise ser maestra

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que no se puede ser escrupuloso pero conozco unas cuantas que lo son, no les queda nada!!!

    Que tierno poder vivir esas experiencias con ellos. Un besito enormeeeeeee y feliz miércoles. Espero que lleves bien el papeleo. Muak.

    ResponderEliminar
  3. Me viene genial a nivel didáctico jajaja a mi hija mayor le queda poquito ya para pasar esa "etapa". BEsos!

    ResponderEliminar
  4. Y estos momentos son los que hacen que merezca la pena seguir luchando en esta dura profesión que tenemos. Saludos Lileth. Y mucha suerte con el concurso ;)

    ResponderEliminar
  5. Jo niña! He soltado una lagrimilla. Que penita me ha dado J!
    Eso de tener sobrinitos que se le caen los dientes va a acabar conmigo!
    Estoy de un sensile!!!

    ResponderEliminar
  6. Ayyy que monada J, me alegra mucho saber que el ratoncito Pérez se comporto muy bien con él.

    Besos

    ResponderEliminar
  7. Ayyy, pobre, si lo llega a perder del todo qué disgusto... Me encanta el detalle de los otros, a ver si también pillaban esa noche, jaja.

    ResponderEliminar
  8. qué monooooos, jajaja, a mí el ratón creo que me dejaba una tarjetita de "felicidades" y ya está, diría, jajaja

    ResponderEliminar

Publicar un comentario