Paseo veraniego por Huelva: Helados, arte y zapatos nuevos

Ayer tocaba encuadernar la programación de las oposiciones así que salí y, pese a que intenté evadir la hora de más calor, cuando salí a la calle el aire calentón me dió la bienvenida haciéndome estar empapada en sudor antes de haber andado cincuenta metros.

En la papelería, mi primera parada, soy interceptada por Hermanísima y el ingeniero de gomas, que acaba de salir de la academia de inglés. Mientras me encuadernan mi obra de arte (que me ha tocado meses tener a punto), el ingeniero de gomas me asesora acerca del "boli de buena letra", que usaré el domingo para el examen escrito. llevaré también tipex, por si el tribunal se enrolla y nos deja usarlo.

Cuando terminamos me ofrezco a hacer de acompañante hasta el supermercado, donde recibo una llamada de mi amigo P que se enfrenta este año a sus primeras oposiciones serias, con una buena ratio de plaza-opositor y muchas ilusiones porque por fin este año ha conseguido empezar a trabajar de docente. P me cuenta que le han recomendado para los nervios agua de azahar y que se está dando un lote más que discreto. Mientras me lo cuenta me pongo a pensar que a mí lo que me haría falta es irme de cervezas.

Propongo al ingeniero de gomas que se venga al centro a dar una vueltecita y así lo invito a un helado. Así que dicho y hecho. Se nos une el Señor X y enfilamos para la placeta por la calle San José y me paro en una zapatería. El ingeniero de gomas se sienta en el banquito de la zapatería con cara de agobio mientras me pruebo unas cuñas de esparto en beig. He de ponerme el par completo para saber si aguanto algo tan alto. Y tanto paseo por la tienda que veo unas sandalias planas que también me llevo porque están muy bien de precio, me hacen mucha falta y porque yo lo valgo.

La chica de la zapatería resulta ser una antigua compañera del colegio. Curiosamente recuerdo su apellido, aunque fallo en el nombre.

Seguimos hasta la calle Concepción y nos paramos en la heladería. Y es que si no te comes un helado o una granizada en la heladería de la calle Concepción no parece que haya empezado el verano. La heladería se caracteriza por estar de bote en bote a cualquier hora en que esté abierta, aunque puedo asegurar que coger número y esperar turno merece la pena. El ingeniero de gomas se pide un cucurucho de chocolate sin almendras con una bola de dulce de leche. Señor X y yo compartimos granizada de limón.

Más adelante me paro en el bodybell y por dos duros, literalmente, me traigo un montón de cosas de la marca que es mi nuevo descubrimiento, y a la que le debo un post: Essence. De paso, un brillo de labios para mi madre internauta.

A la vuelta, me paro en la sala de exposiciones de la Caja Rural porque hay una muestra de fotografías retocadas donde veo un cuadro con tres fotografías del muelle del Tinto que me enamoran.

Más adelante, a la altura del Palacio de Mora Claros (El edificio más bonito de Huelva, que acoge el hogar de jubilados) notamos cómo se cuelan hasta la calle las notas del concierto lírico que está programado para esa tarde.

- ¡Vamos a colarnos!- Digo mientras cojo al niño y corro.

Va por invitación, y encima empezó hace más de una hora y media... Así que nada.

Qué tarde más entretenida, esta de principios de verano por Huelva.

Comentarios

  1. Pues por lo que veo...una tarde bastante completita,eh?.
    Besillossss

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  2. eso es pasar la tarde entretenida lo demas cuento!!! que tengas muchisima suerte con la opsicion!!!

    un besin guapetona

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  3. Ainnnssss, la heladeria de la calle concepcion.

    Un besote

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