¿Martes 13?

Cuando me ha sonado el despertador esta mañana he maldicho la hora en que anoche le aseguraba a mi madre, muy digna yo:

- "No tengo sueño".

Me he levantado de un salto y he ido corriendo al baño para poner la estufa (No hay quien se duche sin previo recalentamiento de la estancia) y me he vuelto a meter en la cama 15 minutos más. De nuevo calentita, y aún adormilada me he pensado la ropa que me iba a poner hoy. La tentación de estrenar los zapatos salón marrones que me compré ayer en las rebajas de Fosco es demasiado grande, y me invento un look marrón y morado, con pitillos por el tobillo incluidos que me permitan lucir bien mi nueva adquisición.

Consigo reunir fuerzas y empiezo a preparar la ropa. Tardo más de diez minutos en encontrar dos calcetines de media iguales, aunque al final no es ninguno de los que tenía en mente (luciré mis nuevos salones con unos llamativos calcetines en print animal) y me prometo pasarme por Calcedonia en cuanto sea posible.

El microhondas, contra todo pronóstico, me arranca a la primera y me tomo mi leche como debe ser, calentita pero sin pasarse.

Cuando me meto en la ducha tengo las manos tan frías que me duelen al contacto con el agua. La posibilidad de que el agua esté demasiado caliente (y no sea la percepción alterada de la genidez de mi mano) y termine escaldada como la hermana de la reina de Inglaterra planea sobre mi cabeza como buitre de la mañana.

Ya en el ascensor reparo en que me he dejado en casa las gafas de sol. Si me paro ahora llego demasiado justa al cole, así que me resigno a hacer la vuelta a casa con el sol de cara y los ojos arrugados (Esta noche mucho antiarrugas, me apunto mentalmente). En estas estoy mientras abro la puerta del portal y... ¡Llueve! Sí, llueve sobre Huelva y estoy estrenando unos salones con medias. Bien por mí. Estamos a tres miserables grados y llueve.

Cuando llego al cole, después de haber cogido todos los camiones del mundo por la carretera, me comunican que la maestra que me apoya en este grupo no ha podido venir. Al menos he conseguido no mojarme los pies al entrar... No mucho, vaya.

Al poner la fecha en la pizarra escribo:

Martes, 13 de enero de 2009.

A, un niño que tiene el don de dar donde más duele, me pregunta:

- Maestra, ¿Los martes 13 dan mala suerte?
- A mí desde luego no- Respondo tajante. Y acto seguido me muerdo la lengua.

Comentarios

  1. Lo mejor es no pensar en este dia! A mi porque me lo ha dicho un compañero sino, estoy segura que llega el final del dia y ni me entero! La mala suerte puede estar en cualquier dia de la semana. y mira que yo soy un poco supersticiosa! jejeje
    besos

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  2. jajajja... la verdad es que todo se junta, pero fíjate que a mi, al menos, me encanta el número 13, pero no me gusta nada nada... los martes! deberían quitarlo de la semana... pero mira una cosa compensa a la otra...

    un besote

    pd: me gusta tu blog.

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  3. Yo no soy supersticiosa, habiendo nacido precisamente un martes y encima 13, como pa serlo!!.

    Besos.

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  4. Yo no creo en la mala suerte de los martes 13, aprobé el carnet en un día como este!!!jejeje...

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  5. jajajaja! ese patojito era para darle el remate al dia.

    Saludos desde Guatemala

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  6. niñaa anda que tú tienes un día para estrenar los zapatitos. jajaj. Yo hubiera optado por las botitas de agua. A ver si pones una fotito para verlos anda... a mi me han regalado los reyes unas botitas azules preciosas. Besos guapa

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  7. y a mí que siempre me traen suerte... besos.

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  8. Tampoco terminó tan mal el martes trece... ¡Resfriada!

    Biennnnn!!!!!

    Besos

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  9. para mi todos los dias son martes y 13, aunque este martes ha sido terrible.La mala suerte, sin duda existe y los gafes somos una horrible realidad

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