La Laguna

San Cristóbal de La Laguna fue, tras la conquista de las islas Canarias por parte de los españoles, la capital de las islas. Como dice su nombre, La Laguna se situó en el lecho seco de una laguna. Es uno de los lugares más húmedos que conozco (salvando la distancia con mi Huelva natal, que se lleva todos los premios) y suele estar nublado y chispear frecuentemente (menos hoy que por llevarme la contraria hace un sol glorioso).

Está a apenas ocho kilómetros de Santa Cruz de Tenerife, pero se encuentra a unos ochocientos o novecientos metros sobre el nivel del mar, por lo que entre estas dos ciudades puede haber una diferencia de temperaturas de diez grados.

De aquella época quedan en La Laguna edificios excelentemente restaurados, algunos de ellos visitables salpicados por todo el centro de la ciudad. El casco histórico fue declarado "Patrimonio de la humanidad" por la UNESCO y puedo decir que pasear por La Laguna es una experiencia fascinante. Nos encontramos con edificios datados a partir del siglo XV, muy coloristas y con detalles en madera de pino canario que las convierten en verdaderas obras de arte.

Aun así, La Laguna es una ciudad joven, en parte gracias a su famoso campus universitario. Por la zona centro pequeñas boutiques y librerías hacen que pasear tenga muchísimo interés; ir de compras en La Laguna es una experiencia inolvidable, puesto que tiene una zona comercial con muchísimo encanto e interés histórico. Para comer hay una gran variedad de tascas y de zumerías donde degustar los productos de la región.

Tampoco podemos olvidar que estamos a escasos kilómetros del aeropuerto de Los Rodeos, así que se puede decir que está cerca de todo. Entre eso y el tranvía, pienso que La Laguna está mejor comunicada que la mayoría de las ciudades que he conocido.

Definitivamente, un buen lugar para vivir. Ojalá me dure.