De turista



Rosángeles me llevó ayer de turismo, a Garafía, Puntagorda... Nunca había visto unas costa tan abrupta. Para mí costa y playa eran una misma cosa, donde andas un rato por arena dorada (o negra si es en Málaga) y luegos llegas tranquilamente al agua, de color verde o azulado.
Aquí el agua es de un profundo color turquesa y las olas muy grandes, impresionaba imaginarse abajo, con la marea cubriéndote por completo y te arrastraría con fuerza hacia los acantilados de roca. Ayer había mar de fondo y las olas eran de 5 ó 7 metros, algunas incluso de más.
Ojalá pudiera postear el olor a mar, la calidez del sol y el estruendo del mar.
Las imágenes son del Roque de Garafía. Para llegar tuvimos que coger con el coche por una cuesta abajo muy pronunciada; hicimos un trecho andando, y llegamos a un saliente desde el que hice las fotos. La verdad es que dan ganas de quedarse a vivir para tener esto a mano todos los días.

Comentarios

  1. Desde luego en Madrid cosas así no hay. Es lo malo de vivir en una "gran ciudad".

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