Mierda de lunes, lunes de mierda
Lo peor que llevo este curso son las tutorías con los padres. Palabrita. Algo que siempre me ha emocionado este año me estresa, me agobia y me da una sensación de pérdida de tiempo que se me traduce en una mala ostia los lunes de antología. Y es que no puede ser que, por norma, eche tres cuartos de hora fuera de mi horario para atender tonterías. Sí, señores, tonterías. Que quien me conoce como profesional sabe que computo horas a la semana en atención a los padres, fuera de mi horario. Vaya, que si un niño ha tosido más de la cuenta me paro a la salida y el padre va a casa sabiendo que el niño ha pasado mal la semana. Que si he detectado el martes que el niño lleva fatal la resta y hay que reforzar en casa lo digo a las dos, sobre la marcha, en vez de citar a tutoría para el lunes siguiente (cuando el nene, a lo peor, ya se me ha descolgado irremediablemente del tema resta). Pero lo que vivo los lunes es surrealista. A principios de curso detecto que mis alumnos eso de